jueves, 6 de junio de 2019

¿Eres buen papá?

Por: Nancy Steinberg 

Muchos hombres batallan con la idea de ser “buen papá” porque la mayoría no tiene una idea clara sobre lo que eso significa, nadie les enseña y su referente directo es otro zombie emocional que hizo lo que pudo con lo que estaba a su alcance. La verdad es que la mayoría de los papás hacen lo que creen que es correcto, pero esa falta de claridad, preparación y, a veces, ganas, tiene un precio bien grande en los hijos. Y no es culpa de nadie en específico, somos resultado de una cadena histórica de papás improvisados (unos más que otros), pero eso puede cambiar si lo trabajas.

 

¿Cuáles son los errores más frecuentes que comete un padre?

Ignorarlos o abandonarlos

Hacerlos sentir insignificantes

Llenarlos de halagos vacíos

Ridiculizarlos

Perder la cabeza frente a ellos

 

¿Qué hacen los buenos papás? 

Aman sin límite 

Se aseguran de que sus hijos sepan perfecto que los aman. Hay quienes creen que si amamos demasiado a los críos, los echamos a perder, pero si de algo estoy segura es que es imposible dañar a un hijo con amor. Con falta de amor, sí. Lo que echa a perder es el amor mal entendido, la indulgencia, la descalificación o las cosas materiales.

Tratan con amor y respeto 

Los buenos papás saben que la mejor forma de conseguir que sus hijos los traten con respeto es tratarlos igual. Respetan sus opiniones y les ponen atención. También aman, sin reservas, a sus parejas. Si están divorciados o separados, siempre tratan con respeto a la mamá de sus hijos.

Están presentes 

Se dan tiempo para estar totalmente enfocados con sus hijos y las cosas que disfrutan.

Y, si tienen más de un hijo, le dan tiempo de calidad a cada uno de ellos, encontrando la forma de construir una relación significativa.

Están cuando deben 

Por más ocupados que estén, los buenos papás encuentran la forma de compartir los momentos importantes en la vida de sus hijos: el primer día de clases, el partido de futbol o el recital de ballet. Quizá pueden parecer cosas simples, pero para los hijos son momentos que los marcan.

Preparan para la vida 

A veces se nos olvida que todas las tareas que forman parte de nuestra cotidianidad (enseñarles a cepillarse los dientes, a “rasurarse” o a cambiar un foco) son también una aventura de aprendizaje para los niños pequeños.

Son buen ejemplo 

Comparten valores con mamá y, a través del ejemplo, dan enseñanzas de vida, como aprender de los errores, reconocer cuando algo sale mal o pedir perdón, todo en un ambiente de amor y aceptación.

Maduran 

Saben que los niños no quieren otro cuate, quieren un papá, que necesitan alguien que piense bien las cosas, que tome las decisiones complicadas y que le entre a la vida con responsabilidad. Alguien con quien puedan contar siempre.

Tienen comunicación fuerte 

Un buen papá establece comunicación con sus hijos desde chiquitos, lo que significa por un lado interesarse en lo que tienen que decir, pero también abrirse con ellos a un nivel que el niño pueda comprender. Hay papás que creen que comunicarse con sus hijos es someterlos a interrogatorios de trámite tipo: “¿cómo te fue?” o “¿qué hicieron hoy?”. Con eso lo único que le estás enseñando es a ser agente del MP.

Saben disciplinar 

Los buenos padres establecen reglas claras y son consistentes. Cuando un niño sabe lo que se espera de él, el mundo se vuelve predecible y esto le da seguridad. Además, cuando las reglas son claras, se fomenta la independencia del niño: saber hasta dónde puede llegar le enseña a medir el peligro y le da gran libertad de acción.



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