jueves, 19 de marzo de 2020

Diferencias entre virus y bacterias

Apenas te sale un moquito y ya crees que es un virus o te duele la panza y te diagnosticas con bacterias y te metes antibiótico porque “no vaya a ser”. Y así vas de doctor en doctor (o peor, de farmacia en farmacia) sin saber qué tienes ni cómo cuidarte.

Todos estamos expuestos a que algún organismo se aproveche de nuestro cuerpo, robe nuestros nutrientes o células para obtener energía y hacernos daño.

Estos agentes infecciosos pueden ser virus, bacterias, hongos, protozoarios y parásitos… Y no, no son lo mismo, todos son distintos. Identificar cuál es cuál nos puede ayudar a saber la gravedad, el pronóstico y el tratamiento de una infección.

Los virus producen más de 70% de las gripas y alrededor de 60% de las diarreas, sobre todo en los niños. La mayoría de estas infecciones son autolimitadas, o sea que el virus vivirá solo unos días (generalmente menos de diez), y nuestras defensas se encargan de eliminarlo.

Hay virus que son muy agresivos, pueden permanecer en el cuerpo toda la vida y activarse de vez en cuando, como es el caso del herpes; en otras ocasiones pueden ser precursores de cáncer, como el virus del papiloma humano, e incluso pueden causar la muerte y epidemias, como el Ébola. Lo bueno es que la mayoría de las infecciones virales son benignas y no requieren de tratamientos específicos, únicamente analgésicos para disminuir las molestias, PORQUE EL VIRUS SE VA SOLO.

¿Y AHORA, QUIÉN PODRÁ AYUDARNOS?

En los últimos 50 años se han desarrollado algunas medicinas contra ciertos virus, como herpes, VIH, hepatitis B y C. Sin embargo, la mayoría de las infecciones virales no requieren de antivirales ni tratamientos específicos, por lo que realizar pruebas costosas para determinar exactamente qué virus causa la gripa o la diarrea no tiene sentido y con buena nutrición, reposo e hidratación nos curaremos en unos cuantos días.

PERO SI YO NO LO TENÍA…

Los virus se pueden adquirir de diferentes formas: por la saliva (influenza), por comida (hepatitis A), por sangre (hepatitis B y C), por picadura de insecto (dengue y Zika) e incluso por mordedura de un ani- mal infectado, como ocurre con la rabia. Existen unos muy contagio- sos, como la varicela y el sarampión, y otros no tanto, como el VIH, que tiene un mecanismo muy específico de transmisión (contacto sexual, a través de sangre contaminada o por paso de la mamá al recién nacido por el parto o la lactancia).

Las bacterias son células que invaden y destruyen ciertos tejidos del cuerpo, produciendo inflamación y daños en el lugar en donde se encuentran (anginas, pulmones, corazón, vías urinarias, huesos e incluso meninges y cerebro).

¿CÓMO ME SALVO DE ELLAS?

Desde 1928, que se descubrió la penicilina, las bacterias han sido susceptibles a tratamientos con antibióticos, ¡se han desarrollado más de 100 diferentes!, aunque no todos sirven para todas las bacterias. Con el paso del tiempo y por la automedicación y el consumo excesivo de antibióticos, se han vuelto más resistentes y eso evita que sean destruidas.

NO TODAS SON MALAS

Existen bacterias que forman parte de nosotros y nos ayudan a cumplir funciones como la digestión (flora intestinal) o prevenir infecciones por otras bacterias (la flora vaginal). Peeero, si estas bacterias se mueven hacia otro lado, pueden infectar zonas estériles del cuerpo y producir infección. Por ejemplo, la Escherichia coli en el intestino es flora normal, pero si se mueve hacia la uretra puede causar infecciones urinarias. Debemos mantener un balance en la flora bacteriana que nos proteja de infecciones y cuidar que no llegue a lugares donde no debe estar.

DIAGNÓSTICO

Un diagnóstico adecuado debe incluir un cultivo (para conocer el tipo de bacteria que está causando el problema y el lugar de infección) y un antibiograma (para saber el antibiótico correcto, cómo tratarlo y por cuánto tiempo). Y quien mejor te puede diagnosticar es un infectólogo o un internista.

Recuerda que la mayoría de las infecciones comunes son causadas por virus y que para estos padecimientos NO necesitas antibióticos. El reposo, la buena alimentación y sobre todo la buena hidratación ayudarán a que estos cuadros infecciosos se resuelvan. Si los síntomas persisten ve al médico y, por el amor de Dios, nunca te automediques.

¿CUÁL ES EL MÁS PELIGROSO?

No es por satanizar a los pequeños pero mortales virus, solo que algunos sí pueden ser más peligrosos que las bacterias porque:

Su capacidad infectiva es más alta: existen virus cuya capacidad de infectar a otros es terrorífica y solo necesitan unos pocos para comenzar la invasión.

Virulencia: rapidez con la que se extiende la infección. El virus de la gripe es capaz de infectar y extenderse por todo el cuerpo en apenas un par de días.

Su capacidad de transmisión es alta: hay virus que se transmiten hasta por aire, saliva o de persona a persona, como el de la gripa.

Letalidad: capacidad de producir la muerte, como el Ébola.



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