miércoles, 28 de marzo de 2018

El factor Figueroa: Los Miserables

Tal vez no les parezca un hecho relevante, pero lo es. Sobre todo para personas como yo que ya no pueden ir porque de repente, en el mínimo descuido -sin decir ‘agua va’- se quedan dormidas en la butaca. Sobra decir que todo lo anterior repercute en mi ánimo, mi honor y mi nivel cultural (jajaja), lo cual es tristísimo. Y luego pasas unas vergüenzas tremendas cuando alguien te pregunta si viste tal o cual puesta en escena y tú contestando que no a todas. Pues no.

 

El caso es que fui al estreno de Los Miserables, lo que implica un doble grado de dificultad porque es muy larga: 3 horas más intermedio. Lo bueno es que aunque te pierdas una parte (porque llegaste tarde, porque fuiste al baño, porque estabas comprando palomitas) no pasa nada y los protagonistas ahí estarán cantando y sufriendo por las desigualdades.

 

Pero lo que quiero decir, es que -Les Misérables- es maravillosa y el montaje mexicano es impresionante, de los mejores del mundo. Lo afirmo yo (quedé impactada) y también lo dijo Cameron Mackintosh –el productor de la obra- y yo le creo porque es uno de los hombres más ricos de la industria musical británica. No sé, llámenme ilusa pero siento que un millonario no ganaría nada con mentirnos.

 

Por ejemplo, hay un personaje que se suicida y enfrente de ti cae al vacío gracias a los efectos especiales, como si fuera película 3D. Para acabar pronto, sí es una obra de arte.

 

Es tan buena la versión ‘made in México’, que muchos asistentes ya la habían visto 3 o 4 veces. Rápidamente me puse a hacer cuentas -soy muy ociosa- y calculé que para verla tanto tendrías que dedicarte exclusivamente a ‘eso’ y ya.
-Y tú ¿a qué te dedicas?
-A ver Los Miserables, de día y de noche.

Contra todo pronóstico, no me dormí ni un segundo. ¡Al contrario! disfruté mucho la obra y quería salir y dar la vida por la patria (luego, ya se me quitaron las ganas). Además como antes ví la película con Hugh Jackman, ya me sabía las canciones y eso me provocó integración inmediata con las ideas de Víctor Hugo. La música es muy buena y la historia que es un clásico, te engancha porque hay cosas que pudieron ser escritas hace 15 minutos. Mentiría si les digo que conozco a la perfección el texto original del francés, digo, quedaría muy bien con ustedes pero me cacharían pronto en la mentira (jajaja). ¡Arriba la honestidad, abajo la pose!

 

Al final, esto es como el amor: se siente o no se siente.



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