viernes, 31 de enero de 2020

Feng Shui para el año nuevo chino

Mónica Koppel, astróloga china, especialista en diseño de ambientes apoyados en Feng Shui y autora de 39 libros, estuvo con la Jefa para hablar sobre el año nuevo chino, (año de la rata de metal)  todo lo que podemos esperar sobre el 2020 y lo más importante, lo que debemos hacer para recibirlo con abundancia.

 

Por cierto, si quieres saber qué signo del horóscopo chino eres, aquí te decimos y en la #moifebrero tenemos un recap para que sepas cómo te va a ir durante todo el año, así que córrele por ella. 

 

Según explica Mónica Koppel, el Feng Shui sirve para nivelar la energía que existe en nuestros espacios. ¿Cómo aplicarlo? Con una brújula (que puedes comprar o bajar desde una app en tu celular), te paras en el centro de tu casa, ubicas 0 grados que es el norte exacto y de ahí los demás puntos cardinales. Una vez identificados, sigue las siguientes recomendaciones para tener un año de la rata, próspero, abundante y lleno de éxitos (es importante que todo esto lo hagas el 4 de febrero, porque este día arranca astrológicamente el año chino): 

1. Para favorecer y activar la cuestión económica coloca algo rojo o amarillo en el noroeste de casa y/o negocio.

2. Para favorecer el amor algo verde o una planta en el suroeste.

3. Para mantener el orden y la disciplina algo plateado y negro en el sureste.

4. Para favorecer la salud algo blanco o plateado en el sur.

5. Para protección algo oscuro en el centro de tu casa, también puedes ponerlo debajo de tu cama, justo en el centro, tomando en cuenta obviamente los puntos cardinales.

6. Para cuestiones de trabajo algo rojo y plateado en el norte.

7. Para oportunidades nuevas algo plateado y negro en el noreste.

8. Para reconocimiento algo verde o una planta en el oeste.

9. Apoyarnos, a nivel personal, con colores blancos, plateados, grises, tonos pastel, oscuros y verdes.



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jueves, 23 de enero de 2020

Los estrenos de Netflix que no te puedes perder en febrero

Llega el mes más romántico del año y con o sin pareja, tienes el pretexto perfecto para acurrucarte, armar un buen maratón y disfrutar de los mejores estrenos que llegan a Netflix para febrero. Checa nuestros favoritos:

 

SERIES

14 de febrero
LAS CHICAS DEL CABLE, TEMPORADA FINAL, PARTE 1
Lidia regresa a España para intentar encontrar a su hija con la ayuda de sus amigos cercanos, mientras afrontan las consecuencias de la Guerra Civil.

28 de febrero
DESENFRENADAS
En la Ciudad de México, tres chicas mimadas conocen a una mujer peligrosa que las lleva en un viaje arriesgado, donde crecerán y se descubrirán a sí mismas.

13 de febrero
NARCOS
, TEMPORADA 2

Félix deberá lidiar con EE. UU. y las consecuencias de sus acciones contra la DEA mientras se enfrenta al descontento dentro de su organización.

PELÍCULAS

12 de febrero
A TODOS LOS CHICOS: PD. TODAVÍA TE QUIERO
El romance ficticio entre Lara Jean y Peter ya es un amor verdadero. ¿Qué ocurrirá ante la aparición de otro destinatario de las cartas?

1 de febrero
LA LA LAND: UNA HISTORIA DE AMOR 
En Los Ángeles actual, dos ambiciosos artistas se enamoran y descubren la alegría y el dolor de arriesgarlo todo por la verdadera pasión.

28 de febrero
¡MADRE! 
La vida privada de un poeta y su esposa se resquebraja cuando llegan invitados inesperados a su apacible hogar.

*Eterno resplandor de una mente sin recuerdos
*Cómo perder a un hombre en 10 días
*Magic Mike XXL
*Día de los enamorados
*Nada es lo que parece

 



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¿Cómo pasar del amor romántico al amor verdadero?

El amor romántico es el de las endorfinas, el de la fantasía, los poemas, las canciones. El que emociona, el que se busca cuando nos metemos al Tinder y al que muchos son adictos. También es el que hace que la gente haga cosas ridículas, el que lamentablemente se acaba como al segundo año de relación, el que se transforma en una de estas dos alternativas: a) un dramón de esos que hacen que las parejas se odien, b) un amor real que se traduce en una convivencia sólida.

Aprendemos a construir el concepto del amor desde la infancia y  nuestras referencias las tomamos de las películas, la televisión, los libros, y llegamos a las relaciones con la expectativa de tener una gran historia de amor, con pasión, sufrimiento, queremos que suceda como si la escribiera un guionista de Hollywood. Entonces queremos que el otro se ajuste al papel que esperamos represente. Le exigimos cada vez más y cuando el otro no nos da lo que queremos, él se convierte en un ojete y ella en una cabrona.

Pasa el tiempo y entremos a la etapa de consolidación o al momento en que falla el amor. Si logramos la consolidación quiere decir que aprendimos a equilibrar el dar y el recibir. Las expectativas tocan tierra. Pero si cada día pedimos más y damos menos y queremos que venga un hada madrina a arreglar nuestros problemas, el amor fracasa.

El amor no es algo estático, parte de construir una relación es enfrentarse a los cambios, este es el gran reto, saber que el rush del principio va a convertirse en otra cosa. Tarde o temprano, las mariposas de la panza se convierten en agruras o las fumiga la costumbre.

Si se va por el mal camino, empiezan las quejas y se dicen cosas como: “mira nomás, eras un galanazo y te has convertido en un bodrio aburrido”. El asunto es que si quieres un final feliz debes saber que las películas se acaban antes de que empiece lo bueno: los reclamos no se ven en la pantalla. El amor real no vende.

El problema del romanticismo es la fantasía que amplifica lo que hay, aunque tenga poca sustancia. Te sientes atraído por un espejismo y después te das cuenta de que eso que tú creías que lo hacía especial, no existe.

Para lograr alcanzar el amor real, el que sobrevive a esa atracción del principio, se recorre un camino diferente, en el que se trabaja en construir una relación, donde hay disposición antes que exigencia.

Las parejas exitosas logran reemplazar poco a poco lo faltante y, para eso, lo primero que hacen es cambiar su actitud, bajan las expectativas, ponen atención en los detalles buenos y lo que sí tienen. Ven lo que hay en lugar de estar haciendo listas de lo que les falta para completar esa fantasía de “vivieron felices para siempre”. Saben que, por más color de hormiga que se ponga, es solo una etapa más del amor y se adaptan a ella.

HÁBITOS DEL AMOR DE VERDAD

Investigadores de The Open University, en Inglaterra, hicieron una encuesta entre 4994 personas entre 18 y 65 años y analizaron el comportamiento de 50 parejas exitosas, a pesar de la convivencia y los años. Estos fueron los hábitos que encontraron en su relación.

En casa:

  • Apagan la tele. Sueltan el teléfono y se dan tiempo para preguntarse ¿cómo te fue?, ¿cómo estás? Se interesan en el otro
  • Cuidan su espacio. Cocinan o pintan una pared o ponen orden o planean actividades que refuerzan su intimidad.
  • Se acurrucan. En las mañanas antes de ir a trabajar, o en la noche antes de acostarse.

En todos lados:

  • Caminan juntos. Para conversar, tomar aire y compartir tiempo de calidad.
  • Tienen detalles cariñosos. Como hacerle el café por las mañanas al otro. Pequeños gestos que hagan sentir bien a los dos.
  • Hablan bien de su pareja. Si te concentras solo en lo malo y lo conviertes en un chisme: “prediction… pain!”
  • Están en contacto. No es que tengas que hablar todo el día pero, si tienen horarios y agendas difíciles, un mensaje nunca cae mal.
  • Se dicen cosas bonitas. No se trata de hablarse chiqueado y decirse “bebé”, pero un piropo hace feliz a cualquiera.
  • Tienen proyectos y metas. Ya sea comprar una casa o irse de viaje, algo que implique el esfuerzo de ambos.

Y el más importante:

  • Hay respeto. Te acepto como eres a pesar de las diferencias que podamos tener.

 



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miércoles, 22 de enero de 2020

¿Cómo aprovechar tu sex appeal?

Ingredientes del sex appeal

Belleza: algunos rasgos considerados físicamente bellos son resultado de la combinación genética de nuestros padres, sin embargo, LAS CONCEPCIONES DE BELLEZA VARÍAN EN CADA CULTURA Y ÉPOCA.

Vitalidad: es la mezcla de buena condición física, energía y buen humor. HAY QUIENES CON SOLO ACERCARSE TRANSMITEN FUERZA. Son activos, siempre intentan ir un poco más allá, tienen intereses variados y su compañía es placentera.

Gracia: ES LA CAPACIDAD PARA CAERLE BIEN A LOS DEMÁS. Se puede ser sexualmente atractivo y bello, pero hay en el carisma un detalle que permite sentir ganas de estar o no en compañía de alguien: su sentido del humor, su inteligencia.

Sexualidad: mucho de lo que hacemos se dirige hacia el sexo. ESTA ES LA PARTE TÉCNICA Y DE GENITALIDAD, LA CAPACIDAD, HABILIDAD Y CONOCIMIENTO SEXUAL que tenemos y que ponemos en práctica cuando por fin se arma el show.

Representación social: EL ARREGLO, LA HIGIENE PERSONAL Y AQUELLOS ARTÍCULOS QUE TE DAN ESTILO. El buen gusto va más allá de la billetera y los buenos modales pueden abrirnos muchas puertas.

Atractivo sexual: LOS GESTOS, LA MANERA DE ANDAR O EL TONO DE VOZ son características que pueden hacer a una persona sexualmente atractiva, sea bonita o no.

Todo el tiempo convivimos con los seis ingredientes del capital erótico; algunos nos hacen sentir inseguros o temerosos, otros nos dan tranquilidad, estos serían nuestras fortalezas y en ellos hay que concentrarse para aumentarlo.

Inteligencia mata carita: por ejemplo, puedes creer que no eres bonita o guapo, pero si tu sentido del humor es muy apreciado entre la gente a tu alrededor, o tienes un porte, una manera de caminar que hace que las miradas giren hacia ti, ahí debes enfocarte.

Encuentra tu propia belleza: no creas todos los estándares de belleza que imponen los medios: no todo es cinturas minis y enormes boobs, o abdomen de metal y barba de vikingo. Tu herramienta de atracción puede estar en unos ojos brillantes, unos labios carnosos, una voz agradable, una piel suave al tacto.

Quiérete: hay algo muy atractivo en alguien que se quiere y se trata bien. Mucho del atractivo sexual radica en eso, en la forma en que nos vemos y nos mostramos a nosotros mismos. Obsérvate más: ¿qué es lo que te dice la gente cuando recuerda cómo fue conocerte? Seguro has escuchado cosas como “al principio pensé que eras un pesado, pero ahora veo que eres muy divertido”. Y confía en quién eres, porque si siendo tú no atraes a quien te atrae, ¿qué caso tiene buscarle?



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lunes, 20 de enero de 2020

¿Eres adicto a los carbohidratos? Aquí te damos la solución

Porque el efecto que tienen en tu cuerpo es como el de cualquier droga: dan placer, euforia ¡y luego ganas de más! Es por eso que para quienes tienen una GRAN “predilección” por lo dulce, así logren dejarlo por un tiempo -poco o mucho- ¡siempre estarán tentados a “recaer”! Como ocurre con un alcohólico o fumador en recuperación.

Por eso, cuando hay amor, deseo y antojo “cuasi compulsivo” por los carbohidratos ¡es mejor dejarlos al 100%! Ya que las “pequeñas probaditas” no satisfacen, al contrario, dan ganas de comer más, y aumenta la ansiedad.

Importante, entendamos por carbohidratos en este contexto, a los simples y simples refinados:

-Postres

-Panadería y repostería con harinas blancas refinadas

-Arroz

-Pasta

-Mieles, mermeladas, jarabes, jaleas

-Dulces y golosinas

-Bebidas endulzadas

 

Así que entre más dulces -azucarados- y refinados -procesados- sean los carbohidratos ¡es peor! Los vegetales, frutas y leguminosas son también carbohidratos, pero al tener fibra y en el caso de las leguminosas proteína, no causan este efecto.

 

¿Por qué los carbohidratos generan esa adicción?

 

Para tener contexto, la obesidad tiene mucho que ver con problemas de insulina, que es la hormona que se encarga de metabolizar los carbohidratos, es decir, que acumula grasa en el cuerpo y regula el azúcar en sangre; así mismo, genera más o menos apetito para regular los niveles de glucosa.

Los niveles de insulina en sangre son determinados por la cantidad de carbohidratos que comes, especialmente los que se digieren fácilmente como granos y almidón con alto índice glicémico, así como azúcares como la sacarosa o sucrosa (la de mesa) y jarabe de maíz de alta fructosa.

¿Qué ocurre Bioquímicamente, en corto?

Entre más CARBOHIDRATOS refinados consumes -> Más INSULINA liberas -> BAJAN los niveles de azúcar en sangre -> ¡Y te dan ganas de COMER MÁS carbohidratos!

MUCHA INSULINA -> ¡MUCHO DESEO POR CARBOHIDRATOS!

En una entrevista para The New York Times, el Dr. David Ludwig, estudioso del tratamiento de la obesidad en Harvard Medical School: explica que las personas con propensión a ser adictos a lo dulce (carbohólicos), al comer un poco de carbohidratos, son más susceptibles a que suban de más sus niveles de insulina, y sientan un deseo mayor por consumir carbohidratos. Es por eso que las personas con esta adicción, para dejarla, deben mantenerse totalmente alejados de ellos

Por otra parte, está la euforia que generan, ya que como otras sustancias adictivas, el azúcar libera un neurotransmisor llamado dopamina que da mucho placer y pide a tu cuerpo que repita la experiencia.

 

¿Cómo lograr dejar de comerlos?

  • Come grasas saludables, porque dan saciedad, además de no liberar insulina. Lo que de hará sentir lleno y sin ganas de comer.
  • ¡Mantente alejado de panaderías y cafeterías! De verdad ¡parece chiste! Pero así como un alcohólico o adicto no debe ir a un bar o antro, un adicto a los carbohidratos no debería estar en lugares cuya especialidad son los postres, panes o galletas.
  • En el cine -si eres de los que come- compra algo salado o palomitas naturales o enchiladas o como sea, pero no dulces
  • Evita situaciones en las que sabes comerás muchos carbos ¡O prepárate! Generalmente viendo la tele, “en el chisme” o cuando tienes mucho trabajo. Ten un snack salado o frituras a la mano ¿No te gustan? ¡Perfecto, así no comerás nada!
  • ¿Mueres por lo dulce? Cómete una fruta ¡de la que quieras! Plátano o mango incluido. O te recomiendo como snack una taza con uvas y una cucharada de nueces. ¡rico, saludable y llenador!

 

Si tienes dudas, búscame en Instagram @keifitmx



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viernes, 17 de enero de 2020

Señales de que hay igualdad en tu relación

La situación de igualdad en las relaciones es mucho mejor que hace solo 50 años pero aún falta mucho por caminar; estamos en una transición que nos tiene a unos y otras desorientados y espantados tratando de construir a punta de prueba y error lo que nos funciona en la cama y en el corazón, y desechando -entre desilusiones y espantos- lo que nomás no. Seguimos buscando encuentros eróticos y amorosos que nos den más de lo que nos quitan y que aporten satisfacción suficiente y opciones de crecimiento y placer.

¿Cómo le hacemos para tener relaciones más sanas en esta transición, en estos tiempos en los que muchas veces se ha tratado al hombre como el villano?

La violencia en una pareja no solo afecta a las mujeres, también existe contra los hombres, el problema es que los casos son mucho menos conocidos porque “un verdadero hombre no acusa a su mujer”. Y no se trata tampoco de desacreditar la lucha del feminismo, se trata de deja el papel de víctimas y entender un poco más cómo se construyen las relaciones ahora que han cambiado los roles.

UNA RELACIÓN SANA Y EN IGUALDAD NO ESTÁ DOMINADA POR EL PODER Y EL CONTROL, PERO SÍ SE BASA EN ESTAS OCHO CARACTERÍSTICAS:

1. Honestidad

  • No inventar excusas que justifiquen malos comportamientos
  • Aceptar cuando te equivocas
  • Cumplir tu palabra
  • No cancelar planes

2. Comunicación

  • Ser capaz de decir lo que piensas sin temor a que el otro te juzgue
  • Saber discutir desacuerdos
  • Decir lo que piensas y pensar lo que dices

3. Intimidad

  • Conocer y aceptar sus límites
  • Respetar su privacidad
  • No presionar
  • Respetar los acuerdos de fidelidad

4. Contacto físico

  • Tomarse de las manos
  • Abrazarse y besarse en público
  • Respetar el derecho del otro a decir que no

5. Justicia y negociación

  • Aceptar los cambios
  • Ser capaz de comprometerse
  • Encontrar soluciones que sean benéficas para ambos
  • Entender que hay cosas en las que no están de acuerdo

6. Responsabilidad compartida

  • Tomar decisiones juntos
  • Compartir cuentas y gastos
  • Hacer cosas por el otro aunque no sean tu máximo
  • Ir a lugares que los dos disfruten
  • Saber dar y recibir

7. Confianza y apoyo

  • Desear y hacer cosas por el bien del otro
  • Saber que su amor es mutuo
  • Apoyar en los momentos difíciles
  • Aceptar que puede tener amigos diferentes a los tuyos

8. Respeto

  • Ponerle atención a tu pareja, en lo privado y en lo social
  • Darle valor a sus opiniones aunque sean distintas a las tuyas
  • Escuchar lo que tu pareja quiere y tiene que decir

EN UNA RELACIÓN DE IGUALDAD…

♥ Cuando se discuten las cosas importantes nadie domina.
Si alguno de los dos se sale de control y empieza a ser más agresivo, se establecen vínculos de víctima y verdugo; no lo permitas. Es mejor dejar la plática para después.

♥ El sexo tiene que ser satisfactorio para los dos.
Si las mujeres se quedan siempre a medias, ni modo, tienen que tener esa plática. No puede haber una relación de igualdad sin que el sexo sea bueno para ambos.

♥ Ninguno toma decisiones que afecten a los dos.
Vacaciones, tiempo libre, relación con la familia política… En una relación sana lo que los dos quieren debe tener el mismo peso.

♥ Cuando comparten un presupuesto se consultan los gastos fuertes.
Pongan un límite; por ejemplo, si vas a gastar más de 5 mil pesos en algo, que el otro esté enterado y de acuerdo.

♥ Ninguno de los dos tiene que decirle al otro qué hacer.
Olvida eso de “no puedes usar esa camisa”, “esa falda está muy corta”. Son adultos y ninguno tiene derecho de imponer su opinión sobre el otro.

♥ No todas las cuentas las paga uno.
Si uno de los dos se encarga completamente del otro no hay forma de que la igualdad pueda existir entre ustedes. Hagan acuerdos, si uno gana más está bien que pague cuentas más caras, pero ninguno tiene por qué hacerlo todo el tiempo.

♥ Se apoyan en sus profesiones.
Las decisiones que se tomen deben considerar al otro en su totalidad. Si surge una gran oportunidad para el otro es mejor plantear cómo seguir con la relación que hacer un berrinche para salirse con la tuya a costa del bienestar del otro.

♥ Los roles se definen.
Todo es negociable, pero el trabajo de la casa o de los hijos se comparte de tal forma que los dos estén cómodos, no tiene que ser igual pero tiene que ser justo.



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jueves, 16 de enero de 2020

¿Hay envidia entre tú y tu pareja?

Por: David García Escamilla

Let’s face it: la envidia es un sentimiento horrible que todos (aunque no lo aceptemos) hemos experimentado de una forma u otra. Queremos lo que alguien más tiene, en parte porque no sabemos lo que en verdad queremos. Morimos por tener los éxitos de otros (“ojalá yo ganara lo mismo que él”, “me encantaría un novio como el suyo”, “si tuviera esa casa…”) creyendo que eso cambiaría lo que no nos gusta de nuestra vida.

La envidia es causada por sentimientos de inseguridad, fracaso, insatisfacción e inadecuación; se da muy probablemente porque aún te sientes a medias en algo, con un autoconcepto poco definido y el sentido de pertenencia disminuido. Apenas estás aceptando tus fracasos, lo que no ha sido o lo que empiezas a vislumbrar que no será.

DE LA PIOR…
Suena fatal ser envidioso, ¿verdad? Pues se pone peor: ¿qué pasa cuando es hacia tu pareja? Sobre todo cuando sientes que él/ella te opaca en algún aspecto: que gane más, que esté más guapo o que sea el alma de la fiesta. Sucede también cuando tus características se parecen poco o nada a las de tu pareja (tú, súper huevas; el otro, súper pilas, por ejemplo).

Sentir envidia de la pareja dice más de nosotros mismos que de la relación. Tomar conciencia de este hecho es básico para ver dónde estamos parados y por qué estamos sintiendo tanta mierda. ¿Por qué no siento sus logros como propios? Seguramente porque no lo son, porque hemos colaborado poco o no estamos convencidos en que el otro alcance ese logro. Si además de envidia tienes resentimiento, ¡aguas!, estás bastante lejos de poder reconocer tus necesidades auténticas y es posible que te estés “robando” las de tu pareja. Ahí el problema está peor, porque seguro viene de muy, muy adentro.

Para saber qué tanto traes, habría que ir a terapia, pero si no es posible, se vale indagar a solas tus asuntos pendientes o por qué no has podido avanzar e identificar tus limitaciones, tus debilidades y lo que sí haces bien. Si tu pareja siente tu envidia, probablemente se resienta y se va a crear un círculo vicioso del que quizá no puedan salir. Las soluciones son sencillas, pero todas dependen de ti y de que alcances tu plenitud.

YO NO TENGO ESO

¿Estás seguro? Es posible que no te des cuenta, pero hay señales que te dicen que puedes estar sintiendo esto:

  • Minimizas los logros de tu pareja, como si su ascenso no fuera gran cosa.
    • Le dices a tus hijos que tú los quieres más para “balancear” el amor y la admiración.
    • Te la pasas diciendo cosas como “nunca voy a ser tan bueno como tú” o “no hay manera de que gane lo mismo”.
    • Inventas logros que realmente no sucedieron o celebras cosas del día a día como si fueran toda una proeza.

QUÉ FEO, DE VERAS

Tal vez la mejor definición de este sentimiento sea la de Aristóteles: dolor por la buena fortuna de los demás. Así de jodido. Esa emoción que surge cuando sentimos que alguien tiene un atributo que nos encantaría tener y namás no.

Hay que aceptarlo: la envidia es una parte fundamental de la naturaleza humana, porque es inevitable compararnos con los demás.

Una persona envidiosa percibe la (supuesta) superioridad del otro como inmerecida y hasta disfruta los problemas o el fracaso de otro. Eso, en una relación amorosa, claramente no es algo sano. Las parejas fuertes quieren lo mejor para el otro, celebrar juntos sus triunfos y complementarse. Quizá tú no seas el más guapo del mundo o te cuesta mucho relacionarte con otras personas, pero si tu pareja es el más sociable y tú el mejor en tu trabajo, no debería haber ningún problema. Para eso son pareja, para ser complemento uno del otro.

¿Cómo me la quito?

La envidia a menudo va de la mano con la vergüenza y la culpa, y puede tomar un giro hostil, particularmente si estas emociones se dejan libres. Estos pasos te pue- den ayudar no a enterrarlas, sino a evitarlas.

Llega a la raíz del problema

La clave es reconocer e identificar de dónde vienen estos sentimientos y dejar de compararte con tu pareja. En lugar de enfocarte en lo que no tienes, pon atención en lo que amas de tu pareja y tu relación, pero sobre todo de ti mismo.

Expresa tu gratitud

Todos los días dedica dos minutos a concentrarte en lo que agradeces de tu vida. Se ha demostrado que con solo estos minutitos de gratitud puedes aumentar tu autoestima y mejorar tu salud física y psicológica.

Sé honesto

Exprésale a tu pareja lo que sientes, pero hazlo de forma constructiva para no cometer un “sincericidio”. Dile las cosas que te afectan con tacto y también concéntrate en recalcar lo que amas de tu relación.

Deja de compararte con los demás

Las comparaciones hablan de algo que deseo tener que otra persona posee y yo no. No tiene nada que ver con el otro. Para empezar, hay que revisar si eso que creo que deseo es algo que me hace falta o no. Probablemente ya lo tengas, ¡explótalo!

HAY ESPERANZA

Si una relación con envidia se caracteriza por un sentimiento de desigualdad, entonces en las relaciones saludables los miembros de la pareja sienten que, en general, tienen el mismo estatus.

Este sentimiento existe incluso si una persona es claramente superior a la otra en algún área. En esos casos, los miembros de una pareja exitosa saben que compensan su falta de dominio en un área con maestría en otra; por ejemplo, ella puede ganar más dinero, mientras que él es mejor en el apoyo emocional de los hijos. O él corre maratones en tiempos casi para ir a las olimpiadas, pero ella toma fotos dignas de un museo. Aquí sí se pueden comparar peras con manzanas.

En las relaciones sanas, el éxito de la pareja no es solo un factor neutral, sino que afecta al otro positivamente. De acuerdo con el filósofo de la Universidad de Israel, Aaron Ben-Ze’ev, el socio menos exitoso siente el orgullo y la admiración que provienen de disfrutar de la gloria del otro.

Reconocer que sientes envidia puede darte perspectiva y hasta influir positivamente en tu relación, particularmente si te ayuda a comunicar lo que necesitas y deseas. Volver a meterle admiración a la relación puede ayudarte muchísimo. Quizá si le dices a tu pareja lo orgulloso que te sientes de su nuevo proyecto, él te regrese el cumplido y descubras que admira algo específico de ti, y tú ni idea. No se trata de echar cumplidos namás porque sí, sino de recalcar lo que te hizo enamorarte de esa persona en un principio.

Pero bueno, si no encuentras nada bueno que decir, en una de esas quizá no sea envidia lo que te suceda, quizá solo eres mala persona.

Hay de envidias a envidias

No todas se crean igual, ni siempre indica
o provoca problemas dentro de una relación. Los expertos en envidia, Richard H. Smith y Sung Hee Kim, describen tres tipos principales:

BENIGNA: nos llama la atención o nos gustaría tener los rasgos, atributos o posición de otra persona, pero no nos quita el sueño.

EMULATIVA: buscamos copiar los logros de alguien más; no es tan mala si se tiene cuidado de que tenga sentido y se construya a partir de ella.

MALICIOSA: surge del resentimiento y suele ir acompañada de vergüenza; es la más destructiva porque no viene de un lugar de amor.

¿Y si mi pareja es la que está celosa de mí?

PASO 1. Habla.

PASO 2. Habla, no grites. Si lo haces bien, se dará cuenta de que la situación tiene muchas más ventajas que inconvenientes.

PASO 3. Si no funciona, sal corriendo al terapeuta o a tu libertad. Pero siempre piensa que la empatía es la clave.



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jueves, 9 de enero de 2020

#SoyComoQuieroSer: Biby Gaytán

1. ¿Qué tienes en común con tu personaje de Chicago, Velma Kelly?
BG: El sentido del humor y que no nos damos por vencidas nunca.

2. Lo último que te hizo llorar…
BG: la emoción de tanto amor que me dan mis niños

3. ¿Cuál es tu miedo más grande?
BG: no ver crecer a mis hijos

4. ¿Qué es lo más atrevido que has hecho?
BG: casarme

5. Algo para lo que eres muy buena que no sea cantar o actuar…
BG: bailar

6. En tres palabras, Eduardo Capetillo es…
BG: mi vida entera

7. ¿Cuál es el secreto de un matrimonio duradero?
BG: el amor

8. Lo mejor de los noventas fue…
BG: haber conocido a mi marido

9. Tu mayor virtud es…
BG: Soy muy leal

10. ¿Y tu peor defecto?
BG: tengo varios, pero se quedan en privado, jajaja

11. ¿Pizza o tacos?
BG: tacos mil veces, amo los de tripa dorada

12. ¿Cantar o actuar?
Obviamente, cantar

13. ¿Cumbia o reggaetón?
BG: ninguna, jajaja, prefiero el mariachi

14. ¿A qué superhéroe te gustaría conocer?
BG: ¡A la Mujer Maravilla! Fue la primera mujer con superpoderes. Además, me fascinaba que se veía espectacular cuando giraba.

15. ¿Cuál es el mejor consejo que te han dado?
BG: siempre trata a los demás como quieres que te traten a ti

16. El mejor regalo que te han dado…
BG: mi marido me dio a mis cinco hijos

17. Si te encuentro en un bar, ¿qué estarías tomando? 
BG: nunca me vas a encontrar en un bar porque no tomo, pero seguro estaría tomando una naranjada con agua natural

18. Si pudieras revivir a alguien, ¿a quién sería?
BG: a mi abuelita… la extraño mucho

19. Talento oculto
BG: me encanta cocinar

20. 3 cosas que siempre llevas en tu bolsa…
BG: crema de manos, lipstick y rímel

21. ¿Qué es lo primero en lo que te fijas de las personas?
BG: que sean buenas personas

22. ¿Qué estás leyendo?
BG: Dime quién soy, de Julia Navarro

23. ¿Cuál es el mejor invento de la historia?
BG: el teléfono, porque puedes saber de manera inmediata cómo están tus seres queridos



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¿Eres una de las mujeres que aman demasiado mal?

Este sí es un tema de género. Aunque muchos hombres también pueden amar demasiado porque han sido dañados emocionalmente en la niñez, no desarrollan este mismo patrón de adicción a las relaciones. Así que sí, las mujeres son las que aman demasiado.

La mayoría de nosotras lo hemos hecho por lo menos una vez y para muchas otras ha sido un tema recurrente en nuestra vida. Tristemente, es una cuestión cultural, ser mártir es muy aplaudido, genera orgullo y admiración y la mujer rescata lo que queda de su autoestima pisoteada con estos aplausos. Pero, al final, el precio que se paga es muy alto, porque te quedas totalmente rota, no vives tu vida ni quien eres.

Stop, in the name of love… 

Si, según tú, en nombre del amor cometes muchas atrocidades en contra de ti misma, necesitas ayuda. Una persona crece con ganas, amistades, proyectos, gustos… y de pronto cede y cede, y se olvida de quién es para que el otro esté contento.

Estás amando demasiado cuando…

  • Crees que estar enamorada significa sufrir
  • Casi todas tus conversaciones son acerca de él, de sus problemas, sus ideas
  • Disculpas su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires, culpando a su niñez infeliz y tratas de convertirte en su psicoterapeuta
  • Lees un libro de autoayuda y subrayas todos los pasajes que lo ayudarían
  • Aunque tengas planes hace días, dejas lo que sea si él te llama
  • Abandonas amistades (y hasta a tu familia) solo porque no le parecen
  • Pones en pausa proyectos que tienes porque interfieren con tu relación
  • No te gustan muchas de sus conductas, valores y características, pero sientes que si tan solo fueras lo suficientemente atractiva o cariñosa, él querría cambiar por ti
  • La relación perjudica tu bienestar emocional o hasta tu integridad física

What’s love got to do
¡Nada! Cuando haces todo eso, no estás amando, estás creando una serie de estrategias para llenar vacíos. Y, por supuesto, no funcionan. Amar es compartir, ser quien yo soy y ser quien eres. Yo estoy aquí para cumplir mi vida y mis expectativas, no tú para mí y yo para ti. Si coincidimos, maravilloso, si no, ni modo.

Pero una mujer que ama demasiado va a insistir, es la que se quiere meter a fuerza en el huequito que le queda al hombre en el rompecabezas de su vida. Prefiere meterse como sea, que buscar un lugar donde sí encaje.

¿Por qué a mí?
Todo viene de una necesidad no resuelta, mal entendida, no asumida, Surge de la creencia de que para que alguien te ame tienes que ser y hacer que eso suceda, te tienes que convertir en lo que el otro necesita. Porque quien eres en realidad no es suficiente.

Mucha gente piensa que tiene que ver con un papá ausente, y sí, pero también tiene que ver la madre, nuestra forma de relacionarnos con los hombres viene de ella, y ella lo aprendió de su madre, quien probablemente le decía: “hagan todo lo que sea necesario para que sus maridos no funcionen sin ustedes, que no sepan ni dónde están sus calcetines, así nunca se les van a ir”.

Entonces, si tu mamá era mártir, una mujer que se mutiló y se hizo cachitos para tener a tu padre contento, eso es lo que vas a hacer. No conoces otra forma, aunque no te guste y estés muy enojada. Y al final, aprendemos esto y lo replicamos, son patrones antiguos. A las mujeres se nos condiciona para ser necesitadas, tener un sentido de vida y de ser, nunca nos enseñaron a conectarnos con un sentido de valía personal real.

Rompe con la creencia
Las creencias que te pasó tu mare son ese tapetito que sustenta todas tus conductas relacionadas con los hombres. Si te das cuenta de que esa creencia te está haciendo mal y te cuestionas, “¿realmente yo quiero esto?”, estarás dando el primer paso.

Empiezas a ver que esto de ser enfermera, planchadora, cocinera, mamá, chofer, no funciona porque no estás siendo tú. Estás actuando para obtener algo y eso se siente del otro lado, y ni te admiran ni te respetan. A lo mejor al principio te funciona, pero a quién no le cansa ir a comer y que el mesero esté cada cinco minutos preguntando si necesita algo. Es lo mismo.

Y pasando el tiempo, lo que realmente va a sentir ese hombre por ti es lástima, coraje, odio, pena… Cuando vemos a una persona que se pone de tapete, pues la pisamos. Se requiere un santo para respetar y admirar a una persona que no se respeta ni se admira a sí misma. ¡Es hora de quitar el tapete!

El camino hacia la recuperación
Es más retador y atractivo amar a alguien que se respeta y se ama que a alguien que se comporta como un trapo viejo. Alguien con límites inspira confianza porque sabes cómo conducirte, es alguien por quien te esfuerzas porque no vaya a ser que te deje… Y te importaría si eso pasara. Estos pasos te pueden ayudar a convertirte en esa persona que da miedo perder.

  1. Busca ayuda
    Eso significa hacer algo, dar el primer paso, extender la mano. Y para buscar ayuda uno debe abandonar, aunque sea temporalmente, la idea de que puede hacerlo sola.
  2. Haz que tu recuperación sea tu prioridad absoluta
    Necesitas decidirte sin importar lo que se requiera, piensa por un momento hasta qué extremos llegarías para ayudarlo a él y luego desvía la fuerza de esa energía hacia ti misma.
  3. Busca un grupo de apoyo donde haya otras mujeres que te entiendan, como codependientes anónimos
    Conocer las historias de otras te ayudaré a recordar todo lo que tú misma has bloqueado y superarlo.
  4. Desarrolla tu lado espiritual
    Esto requiere más voluntad que de fe, lo que necesitas es confiar en que las cosas serán como deben de ser para sentirte liberada.
  5. Aprende a no engancharte en los juegos
    Esto significa que reconozcas los roles que sueles tomar y, aunque te sientas tentada a reaccionar en alguna de las formas para continuar el juego, no lo hagas.
  6. Enfrenta con coraje tus propios problemas y vacíos existenciales
    Habiendo renunciado a dirigir y controlar a otros, no queda nada para distraerte de tu propia vida, de tus problemas y dolor. Este es el momento en que necesitas empezar a mirarte en profundidad.
  7. Cultiva lo que necesites desarrollar en ti misma
    Actúa de acuerdo con tus intereses. Si has estado demasiado ocupada con él y no tienes vida propia, comienza por cultivar lo que tú necesites.
  8. Vuélvete egoísta
    Este es un ejercicio necesario para dejar a la “mártir” atrás. Coloca tu bienestar, deseos, trabajo, actividades, en primer lugar, en vez del último.
  9. Comparte con otros lo que has experimentado y aprendido
    Este es el último paso de la recuperación, primero trabajas duro en tu propio proceso y después aprovechas lo que te pasó para ayudar a otros a recuperarse.


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miércoles, 8 de enero de 2020

Los roles familiares que no nos dejan ser y como ejemplo los Duques de Sussex

Las historias, reglas y roles familiares que todos andamos arrastrando por la vida sin saberlo y que muchas veces no nos dejan ser y avanzar, tienen un papel fundamental. La presión puede ser tanta que en algún punto… ¡estallamos!

¿Quieres un ejemplo más claro? Después de “pleitos ocultos” y secretos a voces,  Los Duques de Sussex, utilizaron su cuenta de Instagram para comunicar de manera oficial su separación de la familia Real Británica, con el siguiente post:

“Después de muchos meses de reflexión y discusiones internas, hemos elegido hacer una transición este año para comenzar a forjar un nuevo papel progresivo dentro de esta institución. Tenemos la intención de dar un paso atrás como miembros “mayores” de la Familia Real y trabajar para ser financieramente independientes, sin dejar de apoyar plenamente a Su Majestad la Reina. Es con su aliento, particularmente en los últimos años, que nos sentimos preparados para hacer este ajuste. Ahora planeamos equilibrar nuestro tiempo entre el Reino Unido y América del Norte, continuando honrando nuestro deber hacia La Reina, la Commonwealth y nuestros patrocinios. “Este equilibrio geográfico nos permitirá criar a nuestro hijo con una apreciación de la tradición real en la que nació, al tiempo que brinda a nuestra familia el espacio para centrarse en el próximo capítulo, incluido el lanzamiento de nuestra nueva entidad caritativa. Esperamos compartir los detalles completos de este emocionante próximo paso a su debido tiempo, mientras continuamos colaborando con Su Majestad la Reina, El Príncipe de Gales, El Duque de Cambridge y todas las partes relevantes. Hasta entonces, acepte nuestro más sincero agradecimiento por su continuo apoyo”, el duque y la duquesa de Sussex”.

 

Entonces te preguntarás, ¿CÓMO FUNCIONA LA LEALTAD FAMILIAR?

Todos pertenecemos a una familia y cargamos inconscientemente lo que hay en ella. Aunque una persona viva al otro lado del mundo para evitar a su familia, la sigue cargando inconscientemente. Cada familia tiene una memoria en la que se graban las reglas de vida y las historias de cada uno de sus miembros.

Estamos conectados a esta gran “Memoria Familiar” y lo que hay en ella nos lleva a repetir historias y a seguir roles que nos impiden ser quien somos y crear la vida que queremos.

Algunas de estas reglas se dicen y otras, aunque no se hablan, se sienten. Las historias pueden ser secretas, nadie las conoce más que los involucrados, pero TODO, absolutamente todo queda grabado en la “Memoria Familiar”.

Cuando una persona hace lo que quiere pero que va en contra de las reglas familiares se puede sentir muy mal, con una culpa tremenda, aunque sea ilógico. En cambio, si hace algo que va de acuerdo a las reglas de la familia se siente muy bien, como si se sacara un diez, aunque vaya en contra suya.

Por eso, sin darnos cuenta vamos haciendo lo que nuestra familia quiere en lugar de hacer lo que queremos.

Gran parte de lo que está en la “Memoria Familiar” es un misterio y tiene el poder de controlar nuestra vida como si fuéramos títeres guiados por hilos invisibles. Lo peor de todo, es que ni siquiera nos damos cuenta y de tanto luchar contra eso, terminamos enredándonos más. El 80% de los problemas que sufrimos tienen su origen en lo que ocurre en esta “Memoria Familiar”. A veces estamos tan enredados en estos hilos invisibles que creemos que hacemos lo que queremos cuando en realidad estamos haciendo lo que la familia nos manda. Caemos en roles y en historias de los que no podemos salir, aunque nos causan dolor.

Muchas veces sólo cambian los personajes, pero el cuento que vivimos sigue siendo el mismo.

¿Cuál es la solución para zafarte de tu supuesto rol? 
Lo primero es identificar qué rol juegas y por qué. Este es un trabajo de introspección en el que tienes que ser muy honesto con tus sentimientos.

¿Y después de reconocer tu rol?
DATE CUENTA A QUIÉN LE ERES LEAL.
Hazte la siguiente pregunta: ¿a quién le gusta que sea así?, ¿quién en mi familia lo hizo así? Lo común es hacerlo por el padre, la madre, las abuelas o los abuelos. Imagina a estas personas (puede ser una sola), contacta tu corazón y di en voz alta: “Por ustedes lo hago. Por ustedes soy (el rol)”.

SIENTE EL AMOR QUE HAY DE TI HACIA TU FAMILIA AL FUNCIONAR EN ESE ROL.
Centra tu atención en el pecho para contactar el amor que hay en tu ser y diles en voz alta: “Por ustedes lo hago. Por ustedes soy (el rol)”.

DIRIGE ESTE AMOR HACIA LO QUE TÚ QUIERES.
Sigue imaginando a estas personas y diles en voz alta: “Por amor a ustedes he repetido la historia y he sido (el rol). Ya es suficiente. Ahora elijo (lo que realmente quieres), aunque sea algo nuevo para mí.” Ahora imagina que te miran con amor y te dan sus bendiciones mientras tú haces lo que quieres.

AGRADECE TODO LO QUE HAS RECIBIDO DE
TU FAMILIA.
“Gracias por darme sus bendiciones y mirarme con amor cuando yo (lo que quieres)”. Este ejercicio es muy efectivo al decir todas las frases en voz alta, hasta que te salgan con el corazón, imaginando a las personas a quienes se las dices con claridad.



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martes, 7 de enero de 2020

Volver a empezar: Eugenia Debayle

“Código abc, código abc”. Y de repente todo el sta se movilizó rumbo
a mi cuarto. No sé si te puedas imaginar esa sensación. En un microsegundo te llega la certeza, como un rayo, de que algo anda mal. De que la persona que amas puede estar en peligro… Servio [mi esposo] entró en pánico: “que no sea Eugenia, que no sea Eugenia”. Pero el caos se hacía cada vez más grande… los siguió hasta el cuarto. Entonces salió el doctor y le dijo: “Eugenia está en un paro cardiaco”.

MARTHA: ¿Hay algo que viviste los primeros 44 años de tu vida que sientes que te estaba preparando para lo que te pasó?
EUGENIA: No, para nada, nada te prepara para una situación tan cabrona. Digo, sí siento que yo soy una persona bastante trabajada, porque desde adolescentes, mi mamá nos mandaba a terapia. Tenemos esa escuela, muy de ir al psicólogo y creo que ese baggage me ayudó, pero no, no creo que nada te prepare para algo así.

M: ¿Por qué era importante para ti compartir esta experiencia?
E: Para mí hacer el libro fue algo súper sanador. Siento que el contar mi historia fue súper terapéutico. Cuando acabé el libro, te lo juro, empecé a notar que todo estuvo muy bien. Me hizo mucho bien escucharme decir- lo en fuerte y ordenar todo lo que pasó. Y también porque creo que cuando a uno le pasa algo así, hay que ser generosos. Todos estamos pasando por algo, todos tenemos pérdidas. Puede ser que perdiste tu trabajo, una casa, una mascota, un divorcio, no hay dolor chico. Yo quería contarlo para demostrar que siempre hay una luz al final del túnel, y para compartir toda la sabiduría que me llegó a raíz de esto.

M: Y, ¿cómo supiste que estabas lista?
E: Es muy chistoso. Yo no paraba de hablar del evento, pero de que me sentaba y le contaba todo al mesero. Al que tuviera una oreja le quería decir lo que me había pasado. Y con el tiempo me empecé a dar cuenta que cada vez lo contaba menos. Y ahí me di cuenta que estaba sanando. Un día me fui a comprar unos tenis con Servio, porque era lo único que podía usar, y compramos unos tenis Nike blancos y me quedaron, porque no todos los tenis me quedaban, y me acuerdo que a la chavita que me los vendió, de 21 años, LE CONTÉ TODO. La pobre niña con cara de “ah, ok”, y me di cuenta que a todo mundo me quería agarrar de terapeuta. Cuando le empecé a bajar a eso, y la dejé de contar, me empecé a sentir lista. Otra cosa, dejé de llorar. Me tocabas el tema y era lágrima y moco tendido. Ahora ya lo puedo hablar sin llorar. O al menos no lloro todas las veces y es mucho menos. Ahí decidí contar la historia. Aparte, no estar bien físicamente, también te drena en lo emocional. Entonces, parte de estar lista era no estar completa- mente exhausta y querer estar dormida to- do el tiempo, como hoy, jajaja.

M: Y, por ejemplo, ¿de qué le serviría a la gente que le tiene pavor a la muerte leer tu historia?
E: De muchísimo. Yo hoy, no le tengo nada de miedo a la muerte. Literal les puedo decir que ahorita me puedo morir y sé que la muerte es una experiencia súper liberado- ra, estás en paz y es un buen lugar para es- tar, de verdad, un gran lugar.

M: Creo que de todos los hermanos Debayle, el hecho de que tú eras la menor y como eres una varita de nardo, mi mamá siempre dijo que tú tenías hambre oculta. Y siento que siempre te viviste como una persona frágil y vulnerable. ¿Sientes que esta fue una lección, justamente porque este era tu Tikún y la vida te manda cosas para que te conviertas en lo que tú realmente eres?
E: Cien por ciento. Desde niña mi mamá y mi papá todo el tiempo eran de “que Eugenia no se acerque a la chimenea, que no prenda el horno ni la estufa”. Siempre era, “Eugenia no puede”. Y no era que no pudiera, no lo hacían con esa intención, pero era la chiquita. Yo siempre sentí que no podía hacer nada. No era nada malo, pero era con ganas de protegerme. Me acuerdo que de repente me decías: “¿Te vas a regresar sola en el camión de la escuela? Hija, no vas a poder tocar el timbre”. Y yo: “No sé, porque no traigo zapatitos más altos, pero ahí veo”. Ah, pues te regresabas conmigo. Digo, sé que lo hacías porque era tu hermana chica, pero creo que por eso, inconscientemente, siempre me sentí la que no podía hacer tantas cosas. ¿Y qué crees? La prueba más difícil me llegó a mí.

M: Otra cosa que siempre nos ha salvado es el humor, ¿estás de acuerdo?
E: Totalmente. Yo siempre he dicho que la vida es una tragicomedia, y lo que vivimos esos meses fue justo eso. Estábamos en una tragedia, pero siempre había comedia gracias a nuestro sentido del humor.

M: Cuenta cómo casi desnucas a mi papá o lo de Juana “la Loca” y Frida Kahlo, para que entiendan lo enfermos que estamos, jajaja.
E: Lo de mi papá fue porque, cuando me hicieron una terapia que se llama de verticalización, que estás como amarrada a una tabla, era la primera vez que me iba a parar, después de tres semanas. Y cuando me soltaron y me tenía que parar sola, solo vi la cabeza de mi papá que estaba en una silla y me agarré de ahí, gritando que me iba a caer, jajaja. Él quedó agachado como Juan Pablo II y yo no le quería soltar la cabeza. Es que en verdad estaba loca como Juana “la Loca”, e inmovilizada e incapacitada como Frida. Pero siento que estas cosas solo nos dan risa a nosotros.

M: Cuenta otra.
E: Es que tú, como eres de insoportable, me acuerdo que entrabas al cuarto así de, “hija, si yo fuera tú, estaría de, tras, tras, tras, un, dos, tres, con la andadera, súper proactiva”, y yo nada más te veía y pensaba, “está loca esta vieja”. Pero un buen día me di a la difícil tarea de meterte un contestón, y te dije, “Pues no sé cómo andarías así, Martha, si no has movido las nalgas en 30 años”, jajaja. Es que justo esos momentos son de tragicomedia, pero era muy fuerte ver tu desesperación y sentir que hasta estar con los ojos abiertos me costaba, ya deja tú discutirte.

M: ¿Cómo vives a esa Eugenia hoy? Sabiendo que sí eres fuerte, porque es una nueva faceta.
E: Pues tampoco te voy a decir que ya no le tengo miedo a nada. Claro que tengo miedo, todo el tiempo, hasta miedos imbéciles de la vida cotidiana. El miedo que te da hacer una llamada, hablar en público, cosas tontas que ahí siguen. Pero después de una experiencia así, de verdad te preguntas, “pues, ¿qué puede pasar?”, y lo haces.

M: ¿En qué más te cambió?
E: En muchas cosas, me hizo mejor persona, pero te cuento más adelante. En cuanto a las cosas pequeñas, Servio me dijo una cosa el otro día que me llamó la atención. “You’re always happy.” Y yo, “¿¿¿Quééé???”, porque cero se me hace. Y dice que siempre llego a la casa, lo saludo, canto en el baño, y que él no es tan happy como yo. Él jura que soy así después de lo que me pasó, y ahora que me lo dijo, sí lo veo. No estoy diciendo que no me amargo, pero sí creo que tengo un nuevo chip de felicidad con las cosas pequeñas y vivo más sonriente.

M: De cierta forma sí te vuelves otra persona. ¿Cómo te volviste a enamorar de tu vida pasada, la gente y todo lo que había en ella?
E: Pues está cabrón. Estás tan mal física y emocionalmente que para empezar, no quieres hacer nada. No quería ni comer, ¿para? Pero más adelante, el trabajo que hacía ya no me gustaba, pasé por una fase en la que dije: “¿Por qué trabajo en esto? ¿Para qué hago esto?” Todo me parecía un horror. Un día me dijo mi doctor, Enrique Monares: “Mira, así como has tenido que volver a aprender a caminar, a comer, a usar la mano izquierda, así tienes que aprender otra vez a amar todo lo que es tu vida. Tienes que volver a aprender a que tu vida te guste. A que te guste todo”. Dificilísimo. Es más, cada vez que viajaba era un martirio regresar a México. Me daba hasta miedo viajar porque decía: “Güey, si viajo, ya no me voy a querer regresar a México”. Era un llanto cuando tenía que regresar, una locura. Haz de cuenta que regresaba al infierno. Decía “güey, otra vez tengo que regresar a México, o sea ir a trabajar, no quiero, tengo que hacer las terapias, no quiero”. Sentía que estaba llena de obligaciones que no estaba lista para hacer. Mucha presión de recuperarme y estar bien. Pero tal vez eso es en parte lo que me salvó.

M: ¿Lo volverías a pasar?
E: Cien por ciento. No por lo que me pasó en el hospital y nada más de pensar en los tres años de terapia, todo el malviaje que tenía en mi mente, la presión que sentía de recuperarme y estar bien digo, “no hay forma, qué infierno”, pero pienso en todo lo que obtuve y no lo cambiaría por nada. La información que yo tengo, no la encuentras en ningún lado. Ninguna enciclopedia, ninguna terapia, ningún libro, nada te la da. Es una cosa que ni siquiera se puede explicar con palabras. Es oro molido y lo volvería a pasar, one hundred percent, solo por eso. Además, estoy segura que me hizo ser mejor persona conmigo misma y con los demás. Me volví más empática; entiendo mucho más a la gente en todo, me volví mucho más sensible a todo mi alrededor, en el buen sentido. Valoro todo lo que puede estar pasando la gente, porque sé que todos estamos pasando por alguna lucha. Hasta sonreírle al güey de la recepción de mi departamento, que hasta eso lo hago, empiezo a valorar todo lo que pasa la gente. Siento que me volví mucho más compasiva y mucho más paciente. Yo no tenía paciencia, ni conmigo. Y todavía no tengo la suficiente, pero entiendo que todo es un proceso y lo vivo mucho mejor, más tranquila.

M: Para alguien que está pasando por algo tan difícil, ¿cuáles dirías que son los pasos fundamentales o los pilares sobre los que te recargaste para salir?
E: Es toda una onda de reconectarte, reencontrarte y escucharte, porque lo primero es saber qué es lo que te hace bien. Yo hoy sé mucho mejor cuando alguien o algo me hacen bien, y cuando no, por supuesto. A partir de ahí puedes ir encontrando lo que te nutre y te hace crecer. Te puedo decir que leer me salvó. Al principio no podía leer, no aguantaba, pero me echaba algunos capítulos leyendo y luego me seguía con el audiolibro. Y eventualmente, como parte de irme reenamorando de mi vida, me fui acercando a todo lo que pude, eh. Que el psicólogo uno, que el psicólogo dos, lo que sea que siento que me puede ayudar. Los hongos, la moxa, todo. Lo segundo fue “matar a todos”. Servio, mi mamá, Martha, que es súper mandona conmigo. En n, es silenciar a todas las voces externas porque siento que te hacen mucho ruido. Y aunque toda mi gente lo decía desde un lugar de amor, NADIE entiende lo que estás pasando y nadie sabe lo que es mejor para ti mejor que tú. Por supuesto, ni hablemos de la gente cruel que comentaba horrores en mis redes, esas voces nunca las he pelado. Solo me da tristeza pensar el nivel tan bajo en el que debe vibrar esa gente.

Lo siguiente que me ayudó fue la fe y la esperanza. TIENES que creer en algo. Yo creo muchísimo en Dios y aunque no rezo, todo el tiempo estoy hablando con él. De todo. Muchas veces le digo: “No me sueltes ahorita”. Y por último, algo que admito que me cagó en su momento es push yourself. Prácticamente nunca quería ir a trabajar ni a mis terapias. Pero nunca, en serio. Y gracias a mi familia y a que yo hacía el esfuerzo estoy como estoy hoy. ¿Y sabes qué me llevó allá? Mi gente. De verdad, lo único que pensaba era: “No les puedo joder la vida a todos. Tengo que echarle ganas, porque si no, me voy a llevar a todo mundo entre las patas”. También fue un acto mío de amor.

M: Algo que te fascina de la nueva tú…
E: Varias cosas. Siento que ya respeto mucho más mis tiempos, ya digo que no, hago lo que quiero hacer y lo que no, no lo hago. Eliminé a mucha gente de mi vida que no quería y que antes jamás me hubiera atrevido. Me volví mucho más selectiva en todo, siempre quejándome que me haga bien a mí. Antes era la más complaciente y ahora tengo cuidado hasta con las llamadas que tomo. Y me fascina saber que soy mucho más consciente de mí. De mi cuerpo, de saber escucharlo, de saber cómo se siente cuando algo me gusta y estoy sintiendo bonito. Sé muy bien cuando algo hace que mi cuerpo reaccione de tal o cual manera, y así puedo identificar qué me hace bien y qué me hace mal. Digo, todos los días estás en la batalla, pero ahora soy mucho más consciente y observadora en mi persona y lo más importante es que ya me hago caso. Ya me escucho. Antes no lo hacía. Otra cosa que me encanta, que tal vez es a raíz de esto, es que realmente me conecté con mi esencia. Muchas veces estás peleada con ella y no te das cuenta, entonces te la vives haciendo cosas para afuera, por pertenecer y no lo que real- mente quieres y eres. Después de esto me di permiso de conectar conmigo. Un permiso que no me había dado en 44 años. Yo soy casera, me fascina moverme a mis tiempos, estar tranquila, a carcajadas con mi gente cercana. Esa soy yo y hoy me amo y me respeto más que nunca.



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viernes, 3 de enero de 2020

33 hábitos de dinero que debes adoptar desde YA

1. ¡Nunca gastes más de lo que ganas!

2. Regala dentro de tus posibilidades

3. Acostúmbrate a apuntar todo lo que gastas

4. Haz un presupuesto semanal o mensual

5. Apégate a tu presupuesto

6. Olvídate de las compras de impulso: si te gusta algo consúltalo con la almohada; si al día siguiente todavía lo quieres, regresa y cómpralo

7. No aceptes incrementos en tu línea de crédito. Si te lo ofrecen es que ya lo estás haciendo bien, ¡quédate así!

8. Trae el mínimo indispensable de efectivo en la cartera

9. O trae puro efectivo y deja las tarjetas en casa, lo que te acomode más

10. Ahorra para tu retiro el 10% de tu ingreso cada mes

11. Lee muy bien o pide ayuda antes de firmar cualquier contrato

12. Checa bien tu alacena y tu refri antes de hacer tu lista del súper, y cuando vayas apégate a ella

13. Revista tus estados de cuenta, aunque te alcance perfecto para ser totalero, siempre puede haber errores

14. Ten un calendario de pagos para que nunca se te pase uno

15. Solo compra cosas con tu tarjeta de crédito que puedas pagar al final del mes

16. Deja de esperar que se muera tu abuelita para arreglar tu desmadrito financiero con la herencia

17. La lotería tampoco es opción para eso

18. Revisa bien tus seguros: de coche, de vida, médicos

19. Bájale a la copita o invita a tus amigos a tu casa en vez de ir a un bar…

20. Y, por el amor de Dios, ¡deja de fumar! ¿Ya viste cuánto cuestan las cajetillas?

21. Nunca pagues solo el mínimo de tu tarjeta de crédito

22. No te compares con el vecino, seguro se endeudó para sacar ese carrazo

23. Entra a cualquier programa de ahorro que ofrezcan en tu chamba

24. No le prestes dinero al primo que sabes que no paga, y si le prestas, que sea una cantidad que no te haga más daño que el coraje

25. Quédate con el mismo coche entre cinco y diez años

26. Ten un fondo de emergencia de al menos tres meses de sueldo…

27. Y no lo uses para pagar las vacaciones

28. Aprende a negociar

29. Si vas a invertir, investiga bien con quién lo harás, no te vayan a llevar al baile

30. Todo está en el mantenimiento, desde tu casa, tu salud, tu coche. Lo que no atiendas a tiempo te puede salir carísimo

31. Date un gustito de vez en cuando, porque si nunca te premias, cuando lo hagas te vas a dejar ir

32. Trata tu casa como tu negocio: revisa qué sale y trata de optimizar costos

33. Échale morralla a tu afore

 



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jueves, 2 de enero de 2020

Lo bueno de lo malo de trabajar en deportes

Por: Rebeca Landa

Club de Toby
Los que dicen que las mujeres somos las chismosas nunca han trabajado en un canal de deportes… Si transmitiéramos en vivo las juntas previas al show, sería el reality show más visto de la televisión. La plática se pone buenísima, sobre todo los viernes, cuando la conversación de los personajes del futbol pasa del América al Cruz Azul  a intentar descifrar el amor, jajaja. Si supieran todo lo que he aprendido en esas juntas… ¡podría escribir libros! (Chicas, sepan que, en muchos aspectos, los hombres nunca maduran).

Mucha oficina, poco estadio
La mayoría de mis días se van en juntas, computadora y estudio. Suena muy godín el asunto, pero la vida en ESPN es muy especial. Entre la venta de papas preparadas y playeras del equipo en turno, más de 50 televisiones y las groserías como parte del dialecto habitual, lo único que nos falta para estar en un auténtico sports bar son las chelas. Desde la Champions hasta la competencia anual de Hot Dogs (sí, la pasamos por ESPN), vivimos todo con pasión. Nos abrazamos cuando ganamos, gritamos cuando anotamos y hasta lloramos juntos cuando perdemos. En corto, ESPN es un sports bar lleno de sobrios. Nada mal.

Ustedes descansan
A todos nos gustaría dar le grito a gusto, celebrar Navidad en familia y recibir el año nuevo viendo amaneceres en la playa, pero como alguien tiene que trabajar, nosotros andamos en Las vEgas hablando de la última pelea del Canelo Álvarez o de reporteros de cancha viendo a Tom Brady jugar bajo la nieve. La neta no está tan padre festejar comiendo arroz de cajita y brindando con juguito de uva, pero híjole… ¿por Tom Brady?

Lo de la producida
Yo soy mujer de rancho. Crecí trepando árboles y jugando futbol en el lodo. Para acabar pronto, de chiquita mi tío me decía “pelos de alambre”. Así que queda claro que eso de la arreglada suprema no es lo mío. Para mí no hay mayor placer que quitarme la pestaña postiza, hacerme un chongo y ponerme las fachas. Nunca había usado con tanto orgullo la sudadera de la prepa.

Los adornos del deporte
La neta es que la televisión deportiva todavía carga con el estereotipo de la mujer como una decoración, tanto así que hace poco, un compañero de trabajo me dijo: “eres un adorno”. No me lo dijo como piropo, pero por lo menos me lo dijo en mi cara. Lo que me encanta es que hay un tsunami de mujeres que estamos rompiendo con esa idea. Cada vez somos más y estamos por todos lados; conduciendo, narrando partidos, entrevistando a campeones. Nos preparamos, debatimos, aportamos, somos inteligentes, creativas, talentosas, apasionadas y, encima de todo, nos vemos al tiro.

*Rebeca Landa es conductora y periodista deportiva de ESPN, seleccionada nacional de Tocho Bandera y fan de Roger Federer y Duelo de Titanes. 



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