jueves, 16 de enero de 2020

¿Hay envidia entre tú y tu pareja?

Por: David García Escamilla

Let’s face it: la envidia es un sentimiento horrible que todos (aunque no lo aceptemos) hemos experimentado de una forma u otra. Queremos lo que alguien más tiene, en parte porque no sabemos lo que en verdad queremos. Morimos por tener los éxitos de otros (“ojalá yo ganara lo mismo que él”, “me encantaría un novio como el suyo”, “si tuviera esa casa…”) creyendo que eso cambiaría lo que no nos gusta de nuestra vida.

La envidia es causada por sentimientos de inseguridad, fracaso, insatisfacción e inadecuación; se da muy probablemente porque aún te sientes a medias en algo, con un autoconcepto poco definido y el sentido de pertenencia disminuido. Apenas estás aceptando tus fracasos, lo que no ha sido o lo que empiezas a vislumbrar que no será.

DE LA PIOR…
Suena fatal ser envidioso, ¿verdad? Pues se pone peor: ¿qué pasa cuando es hacia tu pareja? Sobre todo cuando sientes que él/ella te opaca en algún aspecto: que gane más, que esté más guapo o que sea el alma de la fiesta. Sucede también cuando tus características se parecen poco o nada a las de tu pareja (tú, súper huevas; el otro, súper pilas, por ejemplo).

Sentir envidia de la pareja dice más de nosotros mismos que de la relación. Tomar conciencia de este hecho es básico para ver dónde estamos parados y por qué estamos sintiendo tanta mierda. ¿Por qué no siento sus logros como propios? Seguramente porque no lo son, porque hemos colaborado poco o no estamos convencidos en que el otro alcance ese logro. Si además de envidia tienes resentimiento, ¡aguas!, estás bastante lejos de poder reconocer tus necesidades auténticas y es posible que te estés “robando” las de tu pareja. Ahí el problema está peor, porque seguro viene de muy, muy adentro.

Para saber qué tanto traes, habría que ir a terapia, pero si no es posible, se vale indagar a solas tus asuntos pendientes o por qué no has podido avanzar e identificar tus limitaciones, tus debilidades y lo que sí haces bien. Si tu pareja siente tu envidia, probablemente se resienta y se va a crear un círculo vicioso del que quizá no puedan salir. Las soluciones son sencillas, pero todas dependen de ti y de que alcances tu plenitud.

YO NO TENGO ESO

¿Estás seguro? Es posible que no te des cuenta, pero hay señales que te dicen que puedes estar sintiendo esto:

  • Minimizas los logros de tu pareja, como si su ascenso no fuera gran cosa.
    • Le dices a tus hijos que tú los quieres más para “balancear” el amor y la admiración.
    • Te la pasas diciendo cosas como “nunca voy a ser tan bueno como tú” o “no hay manera de que gane lo mismo”.
    • Inventas logros que realmente no sucedieron o celebras cosas del día a día como si fueran toda una proeza.

QUÉ FEO, DE VERAS

Tal vez la mejor definición de este sentimiento sea la de Aristóteles: dolor por la buena fortuna de los demás. Así de jodido. Esa emoción que surge cuando sentimos que alguien tiene un atributo que nos encantaría tener y namás no.

Hay que aceptarlo: la envidia es una parte fundamental de la naturaleza humana, porque es inevitable compararnos con los demás.

Una persona envidiosa percibe la (supuesta) superioridad del otro como inmerecida y hasta disfruta los problemas o el fracaso de otro. Eso, en una relación amorosa, claramente no es algo sano. Las parejas fuertes quieren lo mejor para el otro, celebrar juntos sus triunfos y complementarse. Quizá tú no seas el más guapo del mundo o te cuesta mucho relacionarte con otras personas, pero si tu pareja es el más sociable y tú el mejor en tu trabajo, no debería haber ningún problema. Para eso son pareja, para ser complemento uno del otro.

¿Cómo me la quito?

La envidia a menudo va de la mano con la vergüenza y la culpa, y puede tomar un giro hostil, particularmente si estas emociones se dejan libres. Estos pasos te pue- den ayudar no a enterrarlas, sino a evitarlas.

Llega a la raíz del problema

La clave es reconocer e identificar de dónde vienen estos sentimientos y dejar de compararte con tu pareja. En lugar de enfocarte en lo que no tienes, pon atención en lo que amas de tu pareja y tu relación, pero sobre todo de ti mismo.

Expresa tu gratitud

Todos los días dedica dos minutos a concentrarte en lo que agradeces de tu vida. Se ha demostrado que con solo estos minutitos de gratitud puedes aumentar tu autoestima y mejorar tu salud física y psicológica.

Sé honesto

Exprésale a tu pareja lo que sientes, pero hazlo de forma constructiva para no cometer un “sincericidio”. Dile las cosas que te afectan con tacto y también concéntrate en recalcar lo que amas de tu relación.

Deja de compararte con los demás

Las comparaciones hablan de algo que deseo tener que otra persona posee y yo no. No tiene nada que ver con el otro. Para empezar, hay que revisar si eso que creo que deseo es algo que me hace falta o no. Probablemente ya lo tengas, ¡explótalo!

HAY ESPERANZA

Si una relación con envidia se caracteriza por un sentimiento de desigualdad, entonces en las relaciones saludables los miembros de la pareja sienten que, en general, tienen el mismo estatus.

Este sentimiento existe incluso si una persona es claramente superior a la otra en algún área. En esos casos, los miembros de una pareja exitosa saben que compensan su falta de dominio en un área con maestría en otra; por ejemplo, ella puede ganar más dinero, mientras que él es mejor en el apoyo emocional de los hijos. O él corre maratones en tiempos casi para ir a las olimpiadas, pero ella toma fotos dignas de un museo. Aquí sí se pueden comparar peras con manzanas.

En las relaciones sanas, el éxito de la pareja no es solo un factor neutral, sino que afecta al otro positivamente. De acuerdo con el filósofo de la Universidad de Israel, Aaron Ben-Ze’ev, el socio menos exitoso siente el orgullo y la admiración que provienen de disfrutar de la gloria del otro.

Reconocer que sientes envidia puede darte perspectiva y hasta influir positivamente en tu relación, particularmente si te ayuda a comunicar lo que necesitas y deseas. Volver a meterle admiración a la relación puede ayudarte muchísimo. Quizá si le dices a tu pareja lo orgulloso que te sientes de su nuevo proyecto, él te regrese el cumplido y descubras que admira algo específico de ti, y tú ni idea. No se trata de echar cumplidos namás porque sí, sino de recalcar lo que te hizo enamorarte de esa persona en un principio.

Pero bueno, si no encuentras nada bueno que decir, en una de esas quizá no sea envidia lo que te suceda, quizá solo eres mala persona.

Hay de envidias a envidias

No todas se crean igual, ni siempre indica
o provoca problemas dentro de una relación. Los expertos en envidia, Richard H. Smith y Sung Hee Kim, describen tres tipos principales:

BENIGNA: nos llama la atención o nos gustaría tener los rasgos, atributos o posición de otra persona, pero no nos quita el sueño.

EMULATIVA: buscamos copiar los logros de alguien más; no es tan mala si se tiene cuidado de que tenga sentido y se construya a partir de ella.

MALICIOSA: surge del resentimiento y suele ir acompañada de vergüenza; es la más destructiva porque no viene de un lugar de amor.

¿Y si mi pareja es la que está celosa de mí?

PASO 1. Habla.

PASO 2. Habla, no grites. Si lo haces bien, se dará cuenta de que la situación tiene muchas más ventajas que inconvenientes.

PASO 3. Si no funciona, sal corriendo al terapeuta o a tu libertad. Pero siempre piensa que la empatía es la clave.



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