¿Has escuchado sobre Falacia del costo hundido? Se refiere a dedicar demasiado tiempo a algo que no te gusta, no funciona y/o no tiene un camino real de “salvación”. Y más que perseverancia, se trata de una enorme pérdida de tiempo, de dinero y en ocasiones, has de salud física y mental.
¿Qué es un costo hundido?
Si eres de los que acaban una película aburridísima porque ya llevan una hora viéndola, que se terminan un platillo frío en un restaurante porque ya se lo sirvieron o te pones unos zapatos que hasta te lastiman porque ya los compraste, seguro entiendes a qué me refiero con este término.
El costo hundido, también conocido como costo irrecuperable o pérdida imborrable, es un sesgo cognitivo, que es cuando vivimos una distorisón de la realidad, una interpretación ilógica de los hechos que nos lelva a actuar de manera irracional. La trampa mental de los costos hundidos consiste en pensar que el haber puesto muchos recursos en algún proyecto -negocio, carrera, amistad, pareja- es razón suficiente para no abandonarlo (o cerrarlo, o terminarlo, o venderlo). Hay un empeño o un apego en no rendirse, como si el anhelo y la intención nos fueran a ayudar a recuperar la inversión.
Para tomar una decisión racional ante un proyecto que se hunde habría que hacer un análisis a fondo de los costos y beneficios hacia el futuro y no basarnos en las inversiones realizadas en el pasado; solo con esa información se podía determinar si vale la pena continuar o simplemente parar.
El efecto de la falacia del costo hundido es lo opuesto a ese análisis, y es que usa argumentos basados en el miedo a perder lo invertido y no en la justificada posibilidad de éxito del mismo. ¿Haber pedido lo suficiente es razón para continuar desperdiciando recursos y tiempo con tal de no afrontar el error inicial o el fracaso parcial del proyecto?
Haber invertido mucho en un proyecto no es razón para mantenerlo cuando ya no genera ganancias o solo genera pérdidas
Son muchos los factores que entran en juego a la hora de caer en la falacia del costo hundido. No todos se conjuntan al mismo tiempo, pero sí pueden entremezclarse y llevarnos a tomar y sostener ciertas decisiones. Estos factores se sustentan en ideas erróneas de lo que son las relaciones, el éxito, el bienestar y la vida en general. Entonces, para lograr salir de la falacia del costo hundido, necesitamos cambiar nuestras creencias y replantear algunos de los principios bajo los que hemos vivido toda nuestra vida.
PARA SALIR, NO CAER Y MENOS RECAER
Si ya te diste cuenta de que estás atrapado en la falacia, sigue estos tips para salir. Si no, también síguelos para evitar que te atrape
- Haz un recuento escrito de lo que hasta hoy has perdido por no moverte de lugar.
- Ten claro cuánto más estás dispuesto a perder y ponte un límite en tiempo, dinero y esfuerzo.
- No decidas conforme a lo que sientes (frustración, miedo, vergüenza) sino con datos reales y racionales.
- Pide opinión a una persona de tu confianza, alguien que te aprecie y que no esté involucrada emocionalmente en la decisión.
- Evalúa qué si te dio tu pasada elección (diversión, aprendizaje, amigos, hijos) y piensa cómo capitalizar esa experiencia, además atesora los buenos momentos y lecciones que te deja.
- Busca entender tus errores para aprender de ellos y decidir mejor en el futuro.
- Distingue entre lo perfecto y lo bueno; la excelencia y el disfrute no radican en la perfección.
- Atraviesa los duelos necesarios por las pérdidas ocurridas, así evitarás pasarte la vida pensando “si hubiera…”
- Ejercita tu fortaleza abandonando lo que no funciona, ¡rendirse es también de valientes!
- Ponle un impermeable al “qué dirán” y libérate de los juicios ajenos.
- Visualiza el futuro sintiendo la ligereza de lo que ya no tendrás que cargar.
Toda acción humana tiene riesgos y áreas de oportunidad. Al empecinarte con una carrera que no te gusta, un proyecto sin “pies ni cabeza”o una relación que te hace más mal que bien, estás renunciando a otras posibilidades que seguramente te van mejor. La vida es corta como para desperdiciarla en algo que no te está funcionando. Cambia de página y lejos de clavarte con el “costo hundido”, atesora la “inversión de lo ganado” y vuelve a empezar.
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