No hay nada que hayas sentido o pensado que no haya tenido un impacto en tu cuerpo. Hay cosas que impactan más que otras pero eso pasa literalmente desde que nacemos. Tu mapa corporal recoge la configuración de tu genética, experiencias, miedos y aspiraciones y las refleja de alguna forma.
TODO todo lo que piensas, dices y sientes toma un lugar en tu sistema nervioso central para desde ahí a formar toda tu anatomía, tu estructura ósea, músculos, huesos, cartílagos y tendones.
Aunque te parezca difícil de entender, está comprobado científicamente que el miedo y la ira hacen más rígido el organismo, mientras que el amor y la alegría lo abren y ablandan.
¿Cómo se ve la tristeza?
El primer signo de cuando alguien está triste es la cabeza, se cae, también se desinfla la presión en el tórax y el diafragma desciende, el pecho se colapsa y todas las cavidades se derrumban. Piensa en alguien cuando está triste y lo primero que te viene a la mente alguien cabizbajo, que parece que se va derritiendo mientras camina.
Eso es porque toda tu estructura se debilita, tus piernas se deforman, la cabeza y la columna vertebral se contraen, la lengua cae y se produce el colapso de los órganos abdominales.
Cuando nos sentimos tristes el tono muscular queda sin resistencia, débil y esponjoso, anunciando la atrofia y la fuga energética.
La tristeza está influenciada por la amplitud de la respiración. La oxigenación disminuye, se inhiben las sensaciones sobre la garganta y la boca, desciende el movimiento del esófago, los bronquios y los pulmones, domina la sensación de debilidad.
Si sientes alguno de estos síntomas puedes estar atravesando una tristeza profunda que puede llegar a una depresión si no la tratas a tiempo. Si te identificas, lo mejor es que busques la ayuda de un especialista cuanto antes.
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