martes, 22 de septiembre de 2020

Fidelidad vs Exclusividad sexual

La fidelidad en términos generales, se trata del cumplimiento de un acuerdo, la lealtad a una promesa realizada; de la fidelidad se derivan responsabilidades que no deberían ser incumplidas por ninguna de las partes. La exclusividad nos recuerda, quizá, a un contrato, a una especie de deber u obligación enmarcada en cuestiones legales.

La fidelidad y la exclusividad son un acuerdo, pero no son lo mismo. Podemos concebir una relación fiel en la que se dan relaciones extraconyugales y una relación fiel en la que estas no existan. Es más, si tuviéramos garantías de no ser descubiertos, si no tuviéramos que dar nunca una explicación ¿desearíamos una vida sexual más variada? La respuesta sincera suele ser que sí.

La persona fiel es aquella que cumple con sus promesas y mantiene su lealtad

¿La diferencia?

  • La fidelidad es una virtud, es buena y se requiere en toda relación.
  • La exclusividad es una decisión opcional: no es ni buena ni mala en sí misma.
  • La infidelidad es el origen de graves conflictos en cualquier tipo de relación humana: ser infiel es, por lo general, malo, pero depende de los acuerdos a los que lleguemos.

Es fácil pensar que la intervención de un tercero en la pareja se debe a un déficit en la relación y es cierto que las relaciones amorosas con alto grado de conflictividad favorecen la aparición de terceros, pero tampoco podemos negar que nuestra condición humana es siempre carente y necesitada: insatisfecha. Estos nuevos modelos amorosos no son fáciles de pactar ni de vivir, sin embargo, tampoco son fáciles las renuncias y represiones que a veces conlleva la vida monógama. Habría que preguntaros y responder con sinceridad ¿a qué somos fieles cuando somos fieles?

¿Al pasado? es decir, a la historia que hemos construido juntos a través de una sucesión de hechos y experiencias compartidas.

¿Al presente?, a los deseos, intereses y valores que nos constituyen; a todo lo bueno, bello y verdadero de nuestra relación.

¿O será que somos fieles a una relación en el futuro?, aun cuando esta cambiará o terminará, reconociendo que siempre esteremos en la vida del otro y que el otro siempre será parte de nuestra vida, amando siempre el amor que nos tuvimos.

Y a eso… ¿por qué hay más amantes mujeres?
Al hablar de triángulos, siempre se pone ojo en el infiel y el traicionado, pero poco se habla del tercero, generalmente, la tercera en “discordia”. Sobra decir que si bien puede ser un hombre o una mujer quien ocupe este lugar, la mayoría de las personas que se colocan en esta posición del triángulo son mujeres.

Aquí algunas razones:

  • Como a los hombres se les condona a las mujeres se les condena, hasta la amante le es fiel a su “hombre” y no tiene “andanzas” con otros.
  • Las mujeres en general estamos más dispuestas a privilegiar las necesidades de los demás sobre las propias, por tanto, hay amantes mujeres que no solo ponen en segundo lugar sus deseos e intereses, sino que además “comprenden” y acompañan a sus parejas en la “penosa” vivencia de sus matrimonios; difícilmente encontrarás un varón haciendo lo mismo.
  • Las desventajas socioeconómicas de muchas mujeres las hacen valorar como buena la presencia de un hombre en su vida, aunque esté comprometido.
  • El territorio amoroso se ha convertido en un “mercado de oferta y demanda” y son más las mujeres deseosas de vincularse emocionalmente y de pagar costos con tal de estar en la relación, ¡la que sea! Son menos los hombres que estén dispuestos a perder privilegios por un solo compromiso, así que tienen de dónde escoger.

Por supuesto, hay hombres que “sufren de amor” siendo los amantes de mujeres comprometidas, pero es poco común que se limiten a ese vínculo, y que no se acompañen de otra persona en la vida cotidiana y en los eventos sociales. Es extraño también escuchar que una mujer comprometida le pida “fidelidad” a su amante, situación que es extremadamente común cuando la amante es mujer.



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