Sé que todos están muy pendientes del nuevo Presidente Trump y sus movimientos inmediatos (que si el muro, que si las amenazas al sector automotriz, que si las deportaciones) y me parece muy bien. No hay nada como estar súper conectados con los movimientos globales y caminar al ritmo de la historia.
Es más, quiero puntualizar que esta será mi última columna de la era Obama. Sí, que triste.
Pero… ¿no les parece una mega tontería estar tan pendientes de Don Donald cuando nuestra casa se hunde?
Yo, por lo pronto, ya decidí que mi mantra matutino será “Trump está muy lejos y no me afecta; mi familia, mi trabajo y mi vida están cerquita y sí me afectan”. Por favor, no se rían, hablo totalmente en serio. Es que tengo amigos que están en shock por la toma de posesión de mañana.
Esa será mi nueva filosofía para no contagiarme del mal rollo generalizado de “uy, éste año va a ser malísimo” o “ay, es que ya viene Trump y no vamos a poder hacer nada”.
La verdad no sé de dónde me sale todo ese positivismo (bueno sí sé jajaja), pero quiero tener un buen año ¡pese a todo! ¿Estoy mal?
Digo, si tus cosas esenciales están directamente relacionadas al presidente de Estados Unidos en turno (llámale Clinton, Trump, Obama o Nixon), pues ni modo. Pero si no, si eres una simple mortal como yo, no hagas drama y trabaja para que todo esté bien. Si te quedas congelado, te vas a quedar tieso y tu vida será una desgracia con quien sea (llámale Clinton, Trump, Obama o Nixon).
Basta con leer la vida de Lindsay Lohan, por ejemplo, para saber que cada uno cava su propia tumba. Claro, hay asuntos y decisiones que nos pegan a todos, pero en el día a día nosotros vamos dibujando el camino. La pequeña, aguerrida y traqueteada actriz pelirroja no necesitó que nadie, ni el presidente vecino ni el propio, le dieran un empujón para cometer error tras error. Tomó las peores decisiones del mundo, se cortó el pelo horrible, se operó la cara que da miedo, se hizo adicta a mil cosas, andaba con un cuate golpeador, hundió el programa que había conseguido –un reality producido por Oprah Winfrey- y se enamoró de una mujer súper extraña.
Todavía no me recuperaba del recuento de mi Lindsay, cuando en el radio un astrólogo increíble (y súper atinado) anunció que 2017 sería un año cero productivo para los nacidos bajo el signo de Géminis. ¡O sea, yo! y todos los que cumplen años entre el 22 de mayo y el 21 de junio. Después de escuchar que los geminianos seríamos los más golpeados según el universo, que todo sería lento y que era mal año para iniciar proyectos, pensé “qué hago, ¿me bajo del coche y me mato?” O, le sigo como si el astrólogo y Trump no tuvieran nada que ver conmigo. Ah, pues eso.
Lectores y lectoras, creo que llegó el momento de fluir (para los que leen la columna más allá de las fronteras ¡fluying! ).
Yo pienso trabajar como perro, aplicarme con mi hijo que todavía necesita de su santa madre, seguir flaca, ayudar a adelgazar a todas las gordas que me lo pidan, ser más cariñosa con la autora de mis días, hacer más feliz al amor de mi vida, disfrutar más a mis amigos, pensar en nuevos caminos y proyectos, viajar lo más que pueda, retomar mi afición por la fotografía, y comer todas las cosas que me gustan, entre otras cosas. Con Trump y sin Trump. Con EPN y sin EPN. Con gasolina o sin gasolina. Con Plutón o sin Plutón. ¿Quién se apunta?
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