martes, 26 de septiembre de 2017

Hijos que se parecen al ex

Derrotar al minotauro no es la única característica fuera de lo común de Teseo. Teseo tuvo dos padres y una madre, y de todos heredó algo.

El primer padre de Teseo, el rey Egeo, era un hombre mortal que borracho embarazó a Etra. Esa misma noche el dios Poseidón abusó de ella, y así fue como Teseo fue concebido. Gracias a tener un padre mortal y otro dios, Teseo tenía características tanto divinas como mortales.

Varios personajes de la mitología griega heredaron rasgos de dos hombres diferentes, algo que Aristóteles nombró “telegonía”. Bajo este tipo de herencia la paternidad puede ser compartida, y se creía que los rasgos hereditarios podían venir no solamente de dos padres, sino de hombres en general con los que previamente la madre había tenido relaciones sexuales.

La idea se mantuvo durante cientos de años, e incluso sirvió para controlar la sexualidad de mujeres, infundiéndoles temor de que sus hijos fueran a nacer pareciéndose a sus exes. A principios del siglo XX con los avances que hubo en genética, la idea se descartó: lo único que se puede heredar de padres a hijos son los genes, y los genes se transmiten únicamente a través de óvulo y espermatozoide. Por lo tanto, sólo se pueden heredar características del padre que pone ese espermatozoide, y de la madre que pone el óvulo.

Pero resulta que todos los avances del siglo XX en genética no explican del todo la realidad. Existen otros tipos de herencia, no nada más la genética, y la telegonía es algo que sucede. Al menos en unas moscas llamadas Telostylinus angusticollis.

En estas moscas se sabe que el tamaño de los hijos de un macho depende de qué tan bien se alimentó ese macho cuando era una larva. Si se alimentó bien, sus hijos serán grandes; si se alimentó mal, serán pequeños. Ésta es una suerte de herencia no genética, ya que lo que se está heredando es algo que estuvo constreñido por lo que hizo el papá en su vida cuando larva, no los genes que tiene.

El detalle está en que si la hembra se aparea antes, sin embarazarse, con un macho, y después se aparea con otro que sí fecunda sus óvulos, los hijos se parecerán más al primer macho que al padre. Es como si en humanos los hijos se parecieran al ex.

Esto se sabe por un experimento en el que se observó que al aparear hembras en un momento en que sus óvulos no estaban maduros con machos de cierto tamaño, y dos semanas después, ya con óvulos maduros, aparearlas y por lo tanto embarazarlas con machos de tamaños opuestos, las larvas que nacían correspondían en apariencia, de acuerdo a su tamaño, a los primeros machos que estuvieron con las hembras.

Las personas que hicieron este experimento aseguran que no hay manera en que los espermatozoides de los primeros machos hubieran podido fecundar a los óvulos. En primera porque los óvulos inmaduros están cubiertos por una especie de cáscara impermeable; en segunda, porque si acaso alguno hubiese podido fecundar al óvulo, las larvas hubieran nacido antes.

Este resultado es extraordinario. Habla de que aunque pensamos que sabíamos todo de la herencia, al parecer no. Es mucho más compleja de lo que creemos: las características se transmiten de varias formas, no únicamente a través de los genes. Y eso es verdad no solo para Teseo y las moscas.

Referencia:
Revisiting telegony: offspring inherit an acquired characteristic of their mother’s previous mate.



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