Las emociones se materializan en tu cuerpo para gritarte algo o darte un mensaje. Ya sea que algo ande muy bien o muy mal en tu vida, todo lo que sientes repercute en tu físico.
De acuerdo a estudios mentales, en la piel se va a reflejar la armonía interior. Y según la filosofía china y la comunicación facial, la piel es considerado el tercer pulmón.
Tu cara va a ser el indicador de cómo respiras e inspiras la vida. Al ver tu cara con o sin granos, aprenderás a marcar límites. La piel está muy vinculada con las separaciones y distancias de la vida.
Si tienes un brote de acné grave, independientemente de lo que comas o la edad que tengas, es momento de reflexionar qué está pasando en tu interior y qué estás rechazando.
Piensa muy bien cómo está tu autoestima y cuál es el concepto que estás realmente abrazando de ti. Pregúntate: ¿quién soy?
Si las primeras palabras que llegan a tu mente son negativas o tóxicas, es un buen foco para analizar qué estás haciendo mal.
Recuerda que más allá de ver el acné como un proceso hormonal que tiene cura con medicamentos o cremas, debes verlo como un proceso de sanación.
“Una cosa es curar y otra muy diferente es sanar”
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