Los humanos tenemos un componente genético y bioquímico de la felicidad, los expertos han llamado happy hormones (hormonas de la felicidad) a un conjunto de sustancias químicas que se producen en el cuerpo humano y que determinan mucho de lo que pensamos y sentimos a lo largo del día. ¡¿Cuáles?!
- La serotonina, que mejora nuestro estado de ánimo y combate la depresión.
- Las dopaminas, también llamadas hormonas del placer, que aumentan nuestra vitalidad y disfrute.
- La oxitocina se incrementa a través del contacto físico y los actos eróticos.
Pero ¿qué crees? Algunos traemos más y otros menos… Por eso los que están atascados de estas hormonas son súper felices. Como si se hubieran ganado la lotería.
Hay una razón profunda de por qué tan pocas personas se han sacado la lotería cortical. Para haber sobrevivido como especie durante millones de años hemos necesitado ponerle mucha atención al peligro, estar alertas, atentos a lo que nos amenaza y pone en jaque nuestra sobrevivencia. O sea, estamos diseñados para reaccionar al peligro y al miedo de manera efectiva, no para prestarle atención al placer y la felicidad.
Si bien el “eros” está detrás del amor y la vida en comunidad, es el “tanatos” (instinto de muerte) lo que nos ayuda a sobrevivir en la cotidianidad. Una persona tiene más posibilidades de sobrevivir si enfoca su atención en las amenazas. En otras palabras, en cualquier otra época, sacarse la lotería cortical hubiera sido un enorme problema y no una ventaja, porque esa persona estaría en franca desventaja de sobrevivir.
El miedo ya no sirve
Hay personas que por su disposición genética mantienen o elevan más fácilmente sus niveles de bienestar y felicidad que otras, sin siquiera esforzarse. Por otro lado, hay quienes por mucho que acomodan su entorno y luchan por crear buenas condiciones, les cuesta mucho trabajo. Diría mi abuela, “hay quienes nacen con estrella y otros nacen estrellados”.
Si eres del pequeño número de personas que se sacaron la lotería cortical, seguramente estas palabras te ayudaron a confirmar lo que vives a diario. Pero si de plano no naciste con la chispa de la felicidad —como la mayoría de nosotros—, no te preocupes, sí puedes incrementar significativamente tus niveles de bienestar y felicidad, solo que te va a costar un poco más de trabajo. Lo puedes hacer con elementos externos, como con medicinas. Pero es mucho mejor enfocarse en tratar de producir happy hormones de forma “natural”, como comer bien, hacer ejercicio, descansar de manera adecuada, tener buenos amigos, meditar, divertirte, etc.
Texto de: Enrique Tamés
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