La empatía es una virtud que últimamente se ha puesto de “moda”, de la cual se ha hablado más, y es que al ponernos en el lugar del otro también aprendemos. La principal razón por la que esta capacidad se ha vuelto tan sonada, es que ahora más que nunca nos hemos dado cuenta que no podemos dar nada por hecho, y que realmente debemos replantearnos cómo nos sentimos, y hacemos sentir a los demás. Es importante recordar qué papel tienes en tus relaciones, y saber que los demás también te necesitan, incluso cuando no estás en tu mejor momento.
La mayoría de nosotros podríamos coincidir en que los otros nos importan casi tanto como nosotros mismos. Y esto no está mal, creer que harías tú mejor esfuerzo por ayudar a un amigo, familiar o pareja porque verdaderamente te importa su bienestar, peeero eso no es la empatía. La empatía es la capacidad de ponernos en el zapato del otro. Según Raven Digitalis, autor de La empatía cotidiana, “el sentir empatía hacia otra persona es una señal de confianza. La empatía es atenta, compasiva y atractiva, favorece el aprecio emocional y el reconocimiento del otro, y esto contribuye en gran medida a hacer del mundo un lugar más agradable, amable y seguro”. La empatía tiene mucho que ver con las neuronas-espejo, las cuales se encuentran en la zona del cerebro que involucra la gestión emocional y que nos facilita la conexión y el vínculo que nos hace entender al otro. Básicamente son las “culpables” de que nos den ganas de llorar cuando vemos a alguien más llorando.
Además, la empatía está altamente valorada en relaciones laborales y personales. Según un estudio realizado por el CEMS, tras la pandemia, la empatía se ha convertido en una de las cualidades más valoradas en el ejercicio del liderazgo. Y, según Deusto Salud, la inteligencia emocional (que es parte de la empatía) se encuentra en el top 5 de habilidades blandas más demandadas en los perfiles profesionales del 2022. Pero si sientes que actualmente te falla un poco ponerla en práctica, no te preocupes ¡se puede entrenar! Te recomendamos practicar estos 5 pasos para mejorarla:
- Practica la escucha activa: Cuando alguien te esté contando algo, haz un esfuerzo por callar a tu “locutor mental” y concéntrate en lo que la otra persona te dice.
- Juzga menos: “Cada cabeza es un mundo”, recuerda que lo que le funciona a alguien no le funciona al otro.
- Cuando alguien comparta algo personal contigo piensa en tu propia experiencia: si piensas en una situación personal similar, será mucho más fácil para ti empatizar con la persona.
- ¿Cómo te puedo ayudar?: Antes de empezar a decirle a la persona porque crees que le pasa lo que está viviendo, pregúntale qué puedes hacer para ayudarlo.
- Da espacio para que la otra persona se desahogue libremente: A veces solo se trata de escuchar y apoyar a la otra persona. Recuerda que todos tienen sus razones para sentirse como se sienten, y a veces lo que más necesitan es alguien que los escuche.
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