sábado, 2 de diciembre de 2017

Lo estúpidamente interesante del WiFi

¿Han notado que el WiFi se ha convertido en una especie de versión moderna de espíritu santo?

Con todo y todo, aquella blanca paloma también fue portadora de un contundente mensaje para el mundo y tampoco necesitó de cables para difundir el chisme; el problema fue que solo repartió un mensaje. Sí se hizo mega viral, pero solo fue uno y tampoco se le puede cuestionar nada. Sin embargo, en la última década, la conexión inalámbrica se ha posicionado como la fuente de conocimiento omnipresente más socorrida por la humanidad, aunque irónicamente, el módem que nos libera de ese cablerío del infierno, necesita por lo menos de dos cables para funcionar. Punto extra para la palomita.

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Y no es que me quiera poner tremendista, pero ya ven como es la gente. Hay quienes juran con la mano en el pecho que el WiFi es cosa del meritito demonio, causante de hartas dolencias e incluso cáncer. Básicamente las mismas facultades asesinas que hace algunas décadas se le atribuían a la televisión, las antenas de radio, los hornos de microondas y más recientemente a los celulares.

Lo que sí es real, verídico y comprobable es que, hasta el momento no hay en todo el mundo ni un solo caso registrado de cáncer que esté directa o indirectamente relacionado con el uso de ninguno de los aparatos antes mencionados. O al menos, eso es lo que asegura a través de un estudio el Instituto de Salud Pública de Noruega, cuyos resultados coinciden con la opinión del director médico del Centro de Terapia de Protones ProCure en Oklahoma. Así que el primero que me vuelva a salir conque el WiFi da cáncer, voy y le apago el módem. Ya dije.

Pero no les voy a mentir, hay uno de esos estudios anti WiFi que sí me dejó bien preocupado, porque el Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Loughborough en Reino Unido, asegura que la exposición prologada a redes WiFi puede causar envejecimiento prematuro debido a que altera los ritmos circadianos al disminuir los niveles de melatonina en sangre, lo que provoca un mal descanso ¡PIEDAD, TODO MENOS ESO! Lo peor de todo es que hasta el momento no hay ningún estudio que desmienta esta información.

Otro dato que me dejó anonado, perplejo y patidifuso; es que los jóvenes de hoy en día, ya no se saben masturbar a la antigüita, imaginándose duro y contra la pared con Jason Momoa o Scarlett Johansson (bueno, a los 14 años yo pensaba en cualquiera de los New Kidson the Block, NETA CUALQUIERA). El caso es que los chavitos de ahora, a fuerzas necesitan del WiFi o de Datos Móviles para hacer video llamadas o ya de plano ver videos porno a la hora del autoerotismo que le llaman ¡Carajo! ¿Dónde quedó el poder de la imaginación? A estos chamacos también voy a ir a apagarles el modem.

Y ya nada más les encargo que cuando vayan a visitar a alguien, no lleguen pidiéndole al anfitrión la clave de su WiFi o peor aun, que le anden robando la señal al vecino; esas acciones son más corrientes que las galletas de animalitos.

Termina su columna y sobrevivió a la televisión y al horno de microondas, también sobrevivirá al Wifi.



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