miércoles, 19 de diciembre de 2018

El Factor Figueroa: Ahorro Navideño

Como cada año, ha empezado a circular en los grupos de WhatsApp la carta que el presidente del grupo Carso escribió para todos sus empleados. Algunos dicen que es falsa, pero no importa porque es preciosa.

Personalmente, quiero aprovechar esta columna para agradecerle el gesto -tan bonito para unos y tan criticado por otros- de darnos consejos para sobrevivir en estos tiempos de incertidumbre (ponle cuarta transformación).

No sé ustedes, pero yo le haré caso a don Carlos al pie de la letra. Si me recomendara una dieta, lo dudaría, pero si uno de los 5 hombres más ricos del mundo me comparte su sabiduría financiera, soy toda oídos.

En la misiva, don Slim Helú recomienda desde evitar las tarjetas de crédito, pagar las deudas y no prestar dinero, hasta cuidar las hojas de la papelería, cuidar nuestra chamba, mantener el dinero en el banco, no gastar en cosas inútiles para cuidar la economía familiar y mantenerse saludables (claro, es que te enfermas, caes en el hospital y si no eres muy rico, te quedas muy pobre).

Debo confesar, que para ponerle más dramatismo al caso, imprimí la carta y la pegué en el refrigerador a la vista de todos los habitantes de la casa, incluido el perro.

Y ahí me tienen sermoneando a mi hijo y a la señora de la limpieza para que pusieran atención y obedecieran los consejos sin chistar: “si Slim dice que debemos ahorrar, vamos a ahorrar y punto, se acabó, nadie lo va a discutir. A partir de hoy seremos una familia ejemplar a nivel económico (jajajaja) y don Carlos es nuestro gurú”. Por supuesto, los dos me veían con cara de terror, pero cuando eres divorciada, ama de casa, cabeza de familia, mujer trabajadora y escritora de nivel mediano, tienes que poner orden sin tocarte el corazón.

El único defecto que tiene la carta es que no pone el teléfono del autor billonario para llamarle en caso de dudas y/o aclaraciones. Y la verdad es que yo quisiera hacerle algunas preguntas, unas domésticas y otras bursátiles.

Conocí a Carlos Slim hace varios años en un concierto de Mijares y me pareció un hombre muy seguro de sí mismo. Deja tú los millones: iba vestido de rosa en pleno 14 de febrero. Y se emocionaba con el himno ‘no se murió el amor, granos de arena, gotas de lluvia, globos de espuma, mitades de un total…matemáaatico’. Tenía en los ojos la combinación perfecta, o sea, amor más dinero.

La segunda vez que nos encontramos (escritora guapetona pero modesta y millonario) fue saliendo de una corrida de toros en la Plaza México. Él había debutado con poca suerte como ganadero (no se puede tener todo en la vida) y venía platicando con Emmanuel. Así que yo le aventé besos al cantante (porque soy su fan hace 40 años, no crean que por loca o algo) y el ingeniero aprovechó la atmósfera plena de romanticismo y me cerró un ojo. De esas veces que no sabes si reír o llorar, así que mejor me fui directo a comprar un esquite, para celebrar que los pequeños placeres de la vida cuestan poco.



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