Las relaciones de pareja no son una ciencia exacta: todo depende de tu personalidad, de la interacción y dinámica con tu significant other. Sin embargo, algo que no se puede ignorar o negar es esa sensación de que su relación parece haber caído en un ciclo vicioso.
“De acuerdo con expertos en psicología, esto podría explicarse con el triángulo del drama. No, esto no quiere decir que haya un tercero en discordia… Simplemente que en todo tipo de relación humana disfuncional, hay una ‘víctima’, un ‘villano’ y un ‘héroe’. Cuando las cosas comienzan a ponerse ‘tóxicas’ o complejas, es muy probable que tú y tu pareja jueguen (consciente o inconscientemente) cada uno de estos roles y les cueste trabajo romper el ciclo”, explica Rocío Cardosa, project manager de AdoptaUnChico.
Por ejemplo: tienes la sensación de que tú y tu chico ya no tienen la misma química y tratas de “sacrificarte” para hacer que las cosas funcionen de nuevo (como la “heroína”). Planeas algo especial pero él no se emociona igual que tú o no reacciona como esperabas… Ahí comienza la discusión. Por todo lo que dice y los reclamos que surgen (convirtiéndolo en el “villano”), te sientes lastimada (tomando el papel de “víctima”).
Luego el ciclo comienza de nuevo, él se siente culpable y quiere compensar, pero le sale el tiro por la culta y termina haciéndote enojar. Esto dispara una nueva discusión donde ambos vuelven a victimizarse, tratar de ser los salvadores y/o culparse. ¿Te suena?
Entonces, ¿cómo se identifican los patrones que los están llevando a este ciclo? ¿Cómo saber qué es lo que lo detonó? Según AdoptaUnChico, estas son 3 señales innegables de que tu relación no es sana y que necesitas replantear tu dinámica en pareja.
De la culpa al enojo
El primer y más claro síntoma de que una relación no te llena (ni a tu pareja) es bastante simple: no te sientes feliz. Estar en un torbellino de culpa y enojo con breves y pequeños instantes donde sí se la pasan bien no es, bajo ningún concepto, saludable. Si te sientes estresada, triste, frustrada y, francamente, molesta, pero pones en pausa esos sentimientos porque de repente pasan un buen día, es más que claro que estás en un ciclo vicioso.
Las discusiones son el pan de cada día
El segundo indicador es bastante obvio también. Puedes contar más horas sin dormir, peleas y drama que un momento de calma, romance y ternura. La pasión puede manifestarse de muchas formas en una relación, en el sexo y en el cariño, pero también en nuestras discusiones fuertes.
Tener sentimientos profundos por una persona nos hace tener reacciones intensas, pero si el común denominador es estar discutiendo y eso opaca los buenos ratos, definitivamente tendrás más de un déjà vu.
El debate de quién “debe” resolver el problema
Otra gran prueba de que se encaminan a empezar de nuevo el ciclo es que, después del drama, cada uno se queda pensado en qué tiene que hacer para compensar o arreglar las cosas desde su propia esquina, en lugar de platicar frente a frente y reconocer que una relación se construye en pareja y es responsabilidad de ambos.
Si constantemente se avientan la bolita de quién tuvo la culpa, llevan prácticamente un marcador de metidas de pata y cada discusión es flashback tras flashback de los mejores hits de sus peleas… Entonces están condenados a repetir el ciclo una y otra vez.
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