¿Será que se acabó el amor?, ¿ya no nos importa o ya no creemos en él? Helen Fisher, la investigadora del amor más famosa del momento, cree que es al revés y que ahora somos más románticos que antes, porque ahora esperamos más -mucho más- de una pareja que lo que esperaban nuestros abuelos y nuestros papás.
Hoy nuestra pareja debe ser todo. Pero , ¿saben qué? Eso no quiere decir que el amor romántico o el matrimonio hayan cambiado.
Palabra de Helen Fisher
Ahora ya no creemos en muchas cosas: que hay que llegar vírgenes al matrimonio o que hay que casarse “hasta que la muerte nos separe”. Y, bueno, si alguien sale con que “el lugar de la mujer es en la casa y el hombre es el jefe del hogar”, nos vamos a carcajear.
Antes no, hace 75 o 100 años la gente se casaba para que estuviera contenta su familia o su comunidad. Había quien se casaba para quedar bien con Dios. ¿Saben por qué? Porque casarse con alguien aceptado por los papás o por nuestros conocidos nos permitía seguir siendo parte de una comunidad. Ahora nos vale pertenecer a ese grupo, así que nos casamos solo para quedar bien con nosotros mismos.
En realidad, el amor no ha cambiado y está difícil que cambie. Lo que cambió es lo que esperamos de la persona con la que nos juntamos. En los años cincuenta o en los sesenta, el divorcio era visto como un fracaso, ahora es visto como una herramienta. La gente cree que va a encontrar a la persona correcta, así que puede separarse si se equivocó y no escogió bien la primera vez que se juntó o se casó.
Como esperamos tanto de alguien, nos hemos vuelto más pickies. La gente tiene ahora recursos para buscar un matrimonio feliz, porque ya no tiene tanta prisa como nuestros antepasados.
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