miércoles, 14 de noviembre de 2018

Manual para entender al sexo opuesto: hombres

¿Por qué no me escucha?
El oído del hombre oye menos que el de la mujer. La vibración y ondas de sonido de la voz femenina se registran en la misma zona del cerebro donde se procesa la música, por eso interpretar el mensaje de una mujer requiere un gran esfuerzo. Tú sientes que no escucha, pero más bien tiene un límite. Se abruma con historias llenas de detalles y situaciones complejas. ¿Quieres que te escuche? Aprende a ser breve y concisa.

¿Por qué no quiere ir a terapia?
La testosterona los hace ser más competitivos, agresivo y reacios a los cambios. También provoca que les cueste más trabajo reconocer que necesitan ayuda. Su naturaleza es más práctica y no es su prioridad desmenuzar sentimientos. A esta realidad biológica hay que agregar que, socialmente, que alguien más les diga qué hacer con su vida les parece absurdo e innecesario.

¿Por qué se duerme después del sexo?
Después de la eyaculación se libera un coctel de químicos cerebrales, hormonas y neurotransmisores, como norepinefrina, vasopresina, oxitocina y prolactina, sustancias asociadas con sentirse sexualmente satisfecho y con el sueño y la relajación. Como durante el sexo el desgaste físico de un hombre es mayor, él libera más de estas sustancias 25 minutos después del orgasmo, y si cae como tapa de escusado no es porque quiera, es porque su cerebro lo exige.

¿Por qué no me cuenta nada?
El cerebro de ellos funciona con monosílabos y esto también es un efecto de la testosterona, los hace más impulsivos pero con menos argumentos, de decisiones inmediatas pero poca reflexión. A comparación de una mujer, capaz de decir 20 mil palabras al día, ellos no pasan de las 13 mil. No les llaman la atención las frases muy largas, necesitan resultados inmediatos. Es parte de la evolución biológica de sus cerebro; fuerte pero práctico.

¿Por qué no pide direcciones?
Los hombres se orientan geográficamente mejor que las mujeres. Su cerebro tiene más grande la corteza del área temporal y los ganglios basales; perderse para él representa una afrenta, una sumisión o perder una batalla. Lo hace sentir vulnerable, sobre todo entre los 20 y 30 años, cuando tiene más testosterona.



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