Es que, salvo una que otra cosita, siempre tienen la razón. Por eso quiero felicitarlos por la llegada del Año Nuevo -o llámale el Año Nuevo Lunar- que es el 4717 según su calendario.
Sé que mientras ustedes leen plácidamente esta columna, los chinos ya están dormidos o haciendo más chinos, pero quiero sumarme a la celebración del ‘Año del cerdo’. Por cierto, creí que Andrés Manuel López Obrador o Claudia Sheinbaum se pondrían un batón amarillo brillante con serpientes bordadas en lentejuela, o algo, en homenaje a la colectividad oriental. Pero nada.
Yo la única celebración que he visto es “La semana de China” en un supermercado cerca de mi casa que, por cierto, estuvo buenísima. Me encantó porque había ‘chop suey’ de oferta, sombrillas de papel, gatos chinos que mueven la manita para atraer dinero, Lychees en lata, cuadros con cascadas que se mueven y peceras falsas, que son igual de coloridas pero no les tienes que cambiar el agua todos los días. Les digo que los chinos piensan en todo.
La verdad extraño los fiestones que organizaba Marcelo Ebrard cuando estaba a cargo de la ciudad. Veías en pleno Reforma a niños de ojitos rasgados corriendo felices, practicantes de artes marciales, personas con atuendos mandarines, que si la danza del León (trae buena suerte y ahuyenta a los malos espíritus), que si el desfile del dragón, bocadillos chinos. No sé, siento que a la nueva administración le falta entusiasmo.
Si yo fuera el presidente, festejaría con ellos y ya en confianza (después de un enorme plato de arroz frito), les hubiera preguntado ¿cómo le hacen allá para construir tanta cosa sin que nadie lo note? ¿Cómo logran que los chinos sean tan obedientes? (aquí no hacen ni caso), ¿cómo consiguen que todos los chinos remen para el mismo lado? Bueno, aunque sea te pones a platicar del tema de la gasolina, que es algo que nos une mucho. Lo importante era estrechar lazos con los asiáticos y ser algo más que ‘hermanos de combustible’.
Como les iba diciendo, 2019 en el Horóscopo chino es el año del cerdo o del ‘Zhú’ y según la sabiduría de Oriente, el cerdo es compasivo, generoso, de trato fácil, ambicioso, serio, responsable y modesto. En general, los años del cerdo son (según Ludovica Squirru, una expertaza en el tema) “para bailar y comunicar con todo el cuerpo, estar sanos, dejar de lado la tecnología adictiva y concentrarse en la naturaleza”. Ah, pues eso haré.
Yo confío en China y sus predicciones, sobre todo ahora que es la máxima potencia mundial. De momento, ya consulté los básicos y dado que soy un ‘caballo de fuego’ (una vil Géminis de toda la vida), el año me depara 5 estrellas en el amor, 3 en la riqueza y 2 en la salud y el trabajo. Ay, qué alegría.
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