Una persona emocionalmente indispuesta dice querer una relación de pareja, incluso la inicia, pero no invierte en ella; su miedo e incompetencia para relacionarse la hace desear, pero al mismo tiempo rechazar el amor cuando empieza a hacerse más profundo, y huye de él por una falsa idea de “supervivencia”, sin importarle que se lleve entre las patas los sentimientos de la otra persona. ¿Te suena conocido?
Si solo te relacionas con personas emocionalmente indispuestas, de manera inconsciente eres tú quien está emocionalmente indispuesto para una relación y, al elegir a alguien igual, mantienes a raya el amor y entre los dos forman un círculo vicioso.
Hay muchas razones por las que llegamos al punto de buscar relacionarnos con personas sin disponibilidad emocional y, aunque algunas tienen que ver con creencias inconscientes, la mayoría se origina por las nuevas formas del amor. ¿Qué tanto cambió que nos confunde y atemoriza?
La elección de pareja. Queremos parejas perfectas que satisfagan nuestras necesidades, cumplan nuestras expectativas (muchas de ellas irreales) y se adapten a nuestros valores. Queremos que el otro sea hecho a la medida, sin ceder.
Autorrealización. Privilegiamos tanto la satisfacción personal y la autorrealización que creemos que comprometernos amorosamente nos va a arrebatar todo eso por lo que hemos trabajado como individuos.
Miedo al compromiso. Por el respeto, según nosotros, a la autonomía del otro, no pedimos compromiso, pero tampoco lo damos. Desconfiamos de la durabilidad del amor, por eso en los nuevos contratos amorosos las relaciones pueden no tener nombre ni apellido y cuando se tienen, se establecen obligaciones y funciones, restándole naturalidad.
Economía de la abundancia. Antes no había libertad de elección ni muchas opciones ni tiempo que perder; en la economía de la abundancia hay mucho de dónde escoger, la temporalidad es variable y ya no hay presión. Siempre creemos que puede haber alguien mejor, entonces por qué atarnos.
Libertad sexual. ¿Para qué unirnos a una sola persona si la libertad sexual nos deja experimentar y disfrutar? Una vez desarticulado el combo sexohijos- amor en un paquete matrimonial, las personas nos instalamos más tiempo en la experimentación afectiva y sexual.
El primer (segundo, tercer…) amor. Cuando nuestros papás o primer esposo nos abandonaron o estuvieron ausentes, es clásico que los queramos reemplazar con una nueva pareja. Es el niño interior el que entra en esa relación y no el adulto consciente. Una vez que estás listo y disponible, ahora sí te toca hacer la tarea.
VERIFICA SI ESA PERSONA ESTÁ DISPUESTA Y DISPONIBLE
Estas preguntas te pueden ayudar a tomar la decisión correcta y evitarte una pérdida de tiempo.
¿Está saliendo de una relación anterior?
¿Tiene pareja?
¿Quiere un acompañamiento, pero sin título?
¿Cuál es su prioridad?
¿Es capaz de definir lo que son de manera clara y sin miedo?
La disposición es el deseo de interactuar a futuro; la disponibilidad, la libertad/voluntad que tiene una persona para continuar un intercambio.
DISPUESTO + DISPONIBLE = fácil que fructifique
NO DISPUESTO + SÍ DISPONIBLE = se necesita buena iniciativa
SÍ DISPUESTO + NO DISPONIBLE = se necesita mucho para superar esta dificultad
NO DISPUESTO + NO DISPONIBLE = no fructifica
Estar disponible o no estarlo no tiene nada que ver con el amor, es acerca de los condicionamientos y la elección de continuar cerrado o cambiar. Recuerda que aprendemos a amar poniéndonos en juego, pero entendiendo también las oportunidades, las dificultades y los retos del actual territorio del amor.
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