Dentro de la comunicación humana, el lenguaje no verbal aporta más de la mitad de la información que recibimos. Y dentro del lenguaje no verbal existe una forma de comunicarnos que nos hace sentir muchísimo: los abrazos. Los abrazos son parte significativa de nuestras interacciones diarias, nos permiten fortalecer los vínculos afectivos y expresar mucho con muy poco. Hay abrazos que nos calman, otros nos llenan, y a veces lo único que necesitamos para sentirnos mejor es un abrazo de la persona indicada.
Cuando conocemos a alguien, nos ayudan a “romper el hielo”, cuando abrazamos a un ser querido se fortalecen nuestros lazos y la cercanía emocional aumenta. Cuando damos y recibimos abrazos obtenemos un efecto positivo en nuestra salud. Se ha demostrado que los abrazos son capaces de reducir la presión arterial y la frecuencia cardiaca, ya que tienen un efecto calmante. También disminuyen el nivel de cortisol y potencian la secreción de oxitocina, reduciendo el miedo y el estrés, y aumentando las sensaciones placenteras, la autoestima, la generosidad y el sentimiento de pertenencia.
Los abrazos tienen claros beneficios en nuestras relaciones interpersonales, y no todos los abrazos son iguales, ni tienen los mismos beneficios. Así que te compartimos 4 tipos de abrazos y los beneficios que nos dan:
Abrazos amistosos: dentro de los abrazos amistosos se incluyen los que denotan compañerismo o simpatía. El contacto físico no es excesivamente estrecho y el nivel de intimidad tampoco es elevado. De esta forma, las emociones que se transmiten son predominantemente de reconocimiento, apoyo o agrado mutuo. Suelen ser abrazos que incluyen algún tipo de componente “agresivo”, como agarrar al otro por la nuca o darle palmaditas en la espalda. Algo que ocurre especialmente entre los hombres.
Abrazos afectivos: los abrazos son uno de los elementos esenciales para expresar afecto. En este caso el contacto físico es mucho más cercano, íntimo e intenso. Generalmente los cuerpos de ambas personas se unen y las cabezas se colocan una junto a la otra, y la duración es mayor. Este tipo de abrazos están reservados para las relaciones más significativas. Transmiten amor, complicidad y afecto genuino. En esta categoría también entran los abrazos por la espalda; que denotan un deseo por proteger y cuidar al otro.
Abrazos con connotaciones eróticas: dada la cercanía física y corporal que se produce en el abrazo, este también forma parte de las interacciones con connotaciones sexuales. Pese a que sean los besos los que estén asociados al erotismo y los abrazos más asociados al amor, estos últimos juegan un papel importante. Son contactos muy íntimos que reflejan pasión, deseo, incluso lujuria.
Abrazos incómodos: aunque quisiéramos no todos los tipos de abrazos son positivos. Hay momentos y circunstancias en que esta interacción se produce por compromiso, con desgana o con desagrado. Estos abrazos se caracterizan porque, pese a que los cuerpos estén unidos por su parte superior, de la cintura para abajo la distancia es considerable. O, cuando uno recibe el abrazo de forma pasiva y poco implicada mientras el otro lo rodea con sus brazos
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