¿Tu relación de pareja está en terapia… pero intensiva? ¿Por qué tener una relación es tan complicado? ¿Cómo me doy cuenta si estamos en crisis? ¿Nos puede salvar un terapeuta? Hay muchas preguntas y generalmente nadie tiene todas las respuestas.
Tener una relación es regalado, pero tener una que sea sana y mantenerla con complicidad, gozo y crecimiento compartido, ESO sí es un reto.
Uno de los mayores problemas que viven las parejas actualmente es la falta de conocimiento y responsabilidad acerca de lo que están construyendo juntos. Nadie como nuestra “otra mitad” para sacar nuestro lado más oscuro. En la pareja proyectamos nuestra necesidad de amor, nuestro miedo al rechazo, al abandono y muchas expectativas relacionadas con necesidades afectivas. Esto, obviamente, nos hace sentir súper vulnerables y por eso a veces se manifiesta un lado (nuestro o del otro) que no conocemos. Podemos decir que ellos nos desesperan, nos sacan de quicio y nos hacen enojar, pero en realidad es que son un reflejo de nosotros y hay que hacernos responsables de reconocer que los conflictos son de los dos.
Todos sabemos que las relaciones nos sacan “el diablo” que llevamos dentro. ¿En qué otra circunstancia te permites decir o hacer cosas tan hirientes? Como: “eres un imbécil”, “ni tu mamá te aguanta”, “me das asco”, “nadie te va a querer, eres insoportable”. ¿Alguien te ha tratado así? Si sí, probablemente fue una pareja.
¿HAY O NO HAY CRISIS?
Hay muchas relaciones que se encuentran a punto de romperse en mil pedazos y los participantes ni siquiera se dan cuenta. ¿Cómo saber si te urge atender tu matrimonio o noviazgo?
Estas son las características de una relación moribunda:
- Todo gira alrededor de los hijos, la familia, los amigos y nunca están solos. No viajan solos, no tienen espacios de disfrute, risas entre ustedes, ni comparten la vida en momentos a solas. Ya ni te acuerdas de cómo era cuando no tenían hijos.
- No tienen sexo o tienen sexo de ornato, o sea, aquel que no conecta y solo calma una necesidad. Es un rapidín cada semana o cada 15 días, pero no es un espacio para amarse y reencontrarse.
- Cuando están juntos hay mucha tele, mucho teléfono, los hijos, el trabajo, pero nunca hablan de cómo se sienten sin pelear o sin acusaciones. No hay espacios de confianza para abrir el corazón. Se cam- bió de trabajo hace un mes y tú todavía no sabes cómo se llama su jefe o con quién come su lunch.
- La comunicación está rota. No pueden poner- se de acuerdo ni en las cosas más básicas; todo es peleas y la confianza ya se perdió hace mucho.
- Interpretan todo lo que hace o dice el otro como: “me quiere chingar”, “no le im- porto”, “me ignora”, “me está tratando de controlar”, “solo está pensando en cómo joder”.
- Hay violencia física o emocional. Ignorar, descalificar, dar por he-cho, comparar, criticar y perseguir los errores.
- No se asume la responsabilidad personal y la actitud se centra en culpar al otro. No hay humildad para pedir disculpas. No hay ganas de corregir ni cambiar.
- El 80% del tiempo compartido es frustración, enojo, defensa, pleito, caras, reclamos, demandas, conflictos y todo parece estar mal.
¡AUXILIO, SOCORRO!
Si estás pasando por una crisis como la que mencionamos y quieres salvar tu relación, necesitas pedir ayuda, ¡PERO YA! Este tipo de problemas exigen una terapia ya sea individual o en pareja. Esto los ayudará a salir de la posición de dolor y empezar a sanar. Pero eso sí, si vas a estarte enojando cuando tu novio cuente por qué no te soporta, no se vale interrumpirlo para descalificar todo lo que dice. Trata de entender y trabajen juntos para que la terapia funcione.
A veces pasa que cuando están atrapados en una dinámica de dolor sientes que todo es culpa del otro porque no es honesto, porque te critica, te abandona, te demanda y te sientes a la defensiva completamente. Deja ir esos sentimientos para poder sanar por completo.
La mayoría de las parejas empiezan una relación sin conocer ni asumir la responsabilidad de sus carencias y dolores. Es un hecho que eventualmente van a despertar y a veces lo hacen con mucho enojo, control, pasividad y miedo; sin lugar a duda estos son los grandes saboteadores de las relaciones.
LO QUE HAY QUE SABER
Cuando vamos a terapia entramos a un camino de autoconocimiento y responsabilidad que nos permite darnos cuenta de nuestra parte, y así podemos asumir nuestra responsabilidad de lo que estamos construyendo. Cuando una relación está muy rota y dañada es difícil salvarla, aunque no es imposible. Todos podemos sanar y cambiar, el reto más grande es que requiere un verdadero compromiso de ambas partes porque van a aprender a re- inventarse juntos. Si crees que no pueden lograr este reto y de verdad comprometer- se con el tiempo, energía y dinero que va a necesitarse ni lo intenten.
Las relaciones siempre son un asunto de dos. Dos mundos, dos dolores y dos versiones de ver la realidad, ambas válidas. Cuando no queremos aceptar que nuestra manera no es siempre la correcta, entonces no hay forma de resolver el conflicto.
Es difícil tomar la decisión de permitir a un tercero intervenir en algo que siempre ha sido de dos, pero vale la pena aprender a escuchar otro punto de vista, a conocer de fondo los juegos psicológicos en los que están metidos y ser buenos compañeros de viaje hasta en los momentos más duros.
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