He venido escribiendo sobre los tremendos efectos de la actividad desmedida que genera la humanidad para mantener sus actuales tasas de crecimiento, consumo, depredación.
No solo se trata del calentamiento global, a éste habría que sumar la explotación de ambientes naturales, la contaminación y la caza desmedida de especies protegidas.
El New York Times recoge una reciente investigación publicada por el National Academy of Sciences en la que se realizan proyecciones escalofriantes. En las últimas décadas miles de especies animales han sufrido de reducciones poblacionales alarmantes. Sí es que algo nos alarma. Estas tendencias marcan una casi irreversible era de extinción masiva. El estudio lo califica como una “epidemia global”.
Como lo hemos aprendido en la escuela, las extinciones masivas han ocurrido en la historia del planeta. De hecho, el estudio habla de 5 producidas en cientos de millones de años producidas por causas naturales. Esta sería la sexta y sería de responsabilidad humana.
Leer el informe es desolador. Dos especies vertebradas se extinguen por año. A nadie le preocupa, la comunidad científica no ha podido generar suficiente presión para que los gobiernos y órganos internacionales reaccionen. En los últimos cien años se han extinguido 200 especies. Es una tasa muy elevada si la comparamos con la tasa “normal” en los últimos millones de años en los que se extinguían 2 especies cada siglo. Estamos en tasas 100 veces superiores y acelerando rápidamente el proceso al grado que los científicos afirman que es casi irreversible.
La mayor pérdida se concentra en los lugares con mayor biodiversidad pero no solo está ocurriendo allí. Alrededor del 30% de las especies de mamíferos, aves, reptiles y anfibios presentan pérdidas, mientras que, particularmente, las poblaciones de mamíferos han experimentado la pérdida del 70% de sus miembros.
Enlistan algunos animales en peligro: quedan 7 mil guepardos, 5 mil orangutanes de Sumatra y Borneo, 100 mil jirafas, cerca de la mitad de la población de leones africanos se ha perdido en 25 años.
Al parecer el problema generado por el ser humano es mucho mayor de lo que llegamos a pensar. Solo hay una solución, reducir el impacto que generamos en el medio ambiente o sufrir graves consecuencias.
Lo peor parece ser que de manera irracional preferimos mantener nuestras tasas de crecimiento poblacional, nuestros patrones de consumo, nuestro modelo energético, nuestras fuentes de abastecimiento de recursos naturales, nuestro afán por poseer.
¿Somos tan idiotas o de plano ya no hay nada que se pueda hacer? La factura llegará.
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