Ya es ganancia haber sobrevivido el principio de una relación y es normal que el deseo disminuya con el tiempo. Ya es suficiente bronca mantener la relación a flote, como para además estar pensando en si tienes sexo, ¿no? Pues no. Jugar, reír, perseguirse por la casa en calzones, en fin, ser cómplices se convierte en una tarea tan pesada que a veces desaparece, aunque no debería, porque esto es parte de un todo; es una de las situaciones importantes en una relación afectiva.
NO TODO ES CAMA
Aclarado esto, ¿qué hace uno cuando ya se acabó la emoción y estás comenzando a olvidar lo que se sentía estar con esa persona que te emocionaba? Empiecen por sacar el sexo de la cama. Quizá lo más básico para una pareja que quiere regresar a la emoción del principio y olvidar por un ratito sus diferencias en su vinculación afectiva y en ocasiones, sexual, es salir del lugar común.
HAY QUE EJERCITAR LA SEXUALIDAD
Hay otros aspectos a considerar antes de evaluar la vida sexual y el acelerante a administrar. Lo primero es entender que la sexualidad es una experiencia continua. La persona que fuiste cuando inició su vida sexual a equis edad, bajo tal circunstancia, ya no está. Lo mismo pasa con tu pareja sexual. Cada ser humano se diferencia por su actividad sexual, su desarrollo psicosexual, su impulso e incluso su preferencia sexual.
AL QUE NO HABLA, DIOS NO LO OYE
La mayoría de las disfunciones sexuales entre las parejas radican en la ausencia casi total de comunicación, ya sea por vergüenza, enojo, ira, resentimiento o, en el peor de los casos, todas las anteriores. Estamos acostumbrados al pudor, a pensar que el sexo es sucio y no hay que pedir, pero una vez que aprendamos a hacerlo todos seremos mucho más felices.
Es difícil en estos tiempos competir con la tele, el celular, la chamba, las prisas. Resulta un enorme trabajo avivar relaciones, aumentar llamas y electricidad en los vínculos amorosos y sexuales, pero no debemos darnos por vencidos.
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