lunes, 17 de septiembre de 2018

¿Te mutilas por amor?

Mutilarse es algo muy fuerte y muy cruel, pero muchas veces lo hacemos cuando tratamos de encontrar y conservar a una pareja que representa el gran sueño de nuestras vidas, ese alguien que “nos completa”, nos libera del sufrimiento y nos quieta esa sensación de no pertenecer.

Nuestros vacíos son tan profundos, tan dolorosos, que llegamos a un punto en el que no nos importa lo que tengamos que hacer o sacrificar con tal de tener eso que llamamos “amor”, que, de acuerdo con nuestras fantasías, logrará que dejemos atrás todos los miedos, los sufrimientos y las inseguridades. Pero enamorarse, estar en una relación de pareja, no debe significar perder tu individualidad.

Muchos viven con la idea de que enamorarse es renunciar a sus gustos, su vida y su propia personalidad para convertirse en lo que su “otra mitad” les pide. A veces ni siquiera se los dice directamente, sino que ellos mismo tratan de adivinar lo que al otro le gusta. Cuando nos enamoramos es normal que queramos encajar en el ideal que tiene la otra persona y busquemos se aceptados y reconocidos por ese ser taaaaan especial, porque queremos crear un vínculo profundo.

¿Cuáles son y dónde están esos límites sanos entre querer compartir con el otro y ceder al punto de perder nuestra propia identidad? Checa esto para saber si te estás mutilando por otro:

  • Dices cosas como “te amo tanto que hago lo que sea por ti”. “No importa si es pasar por encima de mis gustos, deseos o mis necesidades o si me tengo que endeudar”.
  • Te tragas los enojos y no le dices nada aunque sabes que le está faltando al respeto a la persona que eres.
  • Aprendes a callarte para no crear conflictos, aunque te diga cosas que te molestan. Lo prefieres a crear problemas.
  • Dejas de salir con tus amigos y con tu familia.
  • Cuando el otro hace actividades por su cuenta te pones incómodo y se lo echas en cara cada vez que puedes.
  • Te arreglas para tu pareja, haces las cosas que crees que le gustan, lees los mismos libros, sales solo con sus amigos.
  • Oyes música que no te gusta, vas a conciertos y a juegos que no te interesan con tal de estar juntos.
  • Descuidas todo lo que hasta ahora te gustaba y te parecía importante. Para ti lo fundamental es que no te vaya a dejar.
  • Con tal de no molestar al otro, dejas que siempre decida dónde comer, a dónde ir, qué película ver…
  • No te importa lo que te haga o te diga ni cómo te trate, solo le pides que se quede contigo.

¿Cómo remediarlo? No dejes de lado lo que apasiona. Lo mismo pasa con tus amigos,  a los que solo ves cuando tu pareja está ocupada. Te estás mutilando. No pierdas tu equilibrio y no olvides lo que te interesaba antes de conocerla.

Continúa tu crecimiento como individuo haciendo todo eso que te hace bien. Claro que al principio de una relación hay que ceder un poco, negociar espacios y actividades, ¡pero no abandones tu mundo! Darte tu tiempo no significa amar menos.

Si esa persona no te acepta como eres, siempre trata de convertirte en alguien más, nada de lo que haces le parece correcto, te pide que abandones “tu” vida o que cambies tu esencia, NO CAMBIES TU FORMA DE SER, MEJOR CAMBIA DE PAREJA.



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