Por: Lucy Romero
De las parejas divorciadas, 12% dijo que la causa principal de la separación había sido la suegra, ¿qué fuerte no? Lo primero que dejar de ver a la persona con ese nombre tan espantoso de “suegra”, piensa que ella era la estelar antes y ahora se resiste a dejar de ser la favorita de su criaturita. Aprende a identificar con qué tipo te enfrentas y ponla en su lugar:
1.La enamorada de su hijo
Se la vive descalificando a diestra y siniestra. Para ella, el yerno es un muchacho tonto o la nuera, una chica a la que le falta experiencia, iniciativa, educación o modales.
El antídoto contra ella:
Nunca trates de cambiar esa idea, mejor déjala pensar que su querubín es lo máximo. Cuando insinúe que no eres suficiente, ¡finge demencia! Recuerda que “derecho de cama mata derecho de cuna”. Déjale claro que su hijo es un ser maravilloso gracias a que tuvo una madre igual o más que él de fabulosa. Nadie se resiste a ser responsable de tal portento humano. No te claves con querer quedar bien con ella. Acepta que la insatisfecha es ella y que no importa lo que hagas, siempre quedarás mal.
2.La hipocondríaca
Habla diario a la casa de su hijo o hija para compartir su nuevo dolor o tragedia. Los remedios caseros, chamanes, consultas con los ángeles, amuletos o médicos no funcionarán: su capacidad de producir padecimientos rebasará la tuya para tratar de sacarla de su lastimoso estado.
Cómo hacer para que no te persiga con su enfermedad:
No dejes que se salgan de proporción los síntomas de los terribles males de tu suegra. No le puedes salir así como así a tu pareja con que sus enfermedades son pura manipulación. Lo tienes que manejar con mucho cuidado para que luego no hagas berrinche si tu pareja se alarma porque consideras manipuladora a su madrecita.
3.La controladora
Ejerce un poder supremo en toda la familia. Dice qué quiere que le regale cada uno de sus hijos, yernos y nueras con un mes de anticipación; si salen de paseo dirá dónde se quedan, qué comen, quién va atrás y quién adelante en el coche. Todos se rinden a su control (de entrada ya sometió al marido) y ¡ay! de aquel que se le rebele, porque encontrará la manera de que su cabeza ruede.
Rompe con su dictadura:
Ni la confrontes, ese muro no se derriba, pues está sostenido también por la conducta sumisa de tu suegro. Sigue esta regla: de cada cinco intentos de control de tu suegra, acepta tres. Después invierte, de cada cinco controles escoge dos en los que cedes y tres que evades. Para lograrlo puedes fingir demencia, inventar un dolor de cabeza espantoso o que se te poncharon las llantas del carro. Así poco a poco quedarás fuera de su tiranía.
4.La chingaquedito
Nunca da un golpe fuerte, sino pequeñas estocadas. No hay manera de que reacciones abiertamente, porque todos pensarán que eres una exagerada. Con ella se baila una danza de complacencias mutuas pero la verdad es que por debajo del agua se juega un partido de a ver quién gana.
Deja de competir:
Aprende am mirar sus pases por adelantado de manera que puedas evadirlos. Si te preguntan qué pasó, tú hazte la loca y mira al techo. No te tomes tan en serio lo que ella dice ni armes escándalo, coméntalo y ríanse de las mañas de la señora.
No importa el tipo de suegra que tengas, acuérdate de que también forma parte de la familia, así que no podrás deshacerte de ella, pero sí necesitas encontrar cuál es su lugar en la casa y aunque suene cursi, en el corazón. Para llevarte con una suegra latosa hay que honrarla, respetarla hasta el límite de no perder tus propios derechos y comprender que tu pareja siempre está entre la espada y la pared en medio de dos grandes amores.
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