miércoles, 15 de mayo de 2019

Amor de lejos, ¿es de pen…sarse?

Uno se preguntaría por qué tener una relación a distancia cuando se puede tener una de cerca, pero a veces las circunstancias nos orillan a ciertas adaptaciones para poder alcanzar lo que queremos. Las razones para tener una relación de lejos pueden ser muchas y a veces son inevitables:

  • Tenían una relación convencional, pero uno de los dos debe mudarse por cuestiones laborales, familiares, de salud, etc. Esto ocurre de manera temporal o permanente.
  • Se conocieron en un viaje, se enamoraron y cada uno debe volver a su vida normal.
  • Desde el principio vivían lejos, pero se conocieron por las redes o una dating app. Puede que alguna vez se hayan visto en persona o apenas lo estén pensando, incluso puede que ni siquiera quieran cambiar lo que ahora tienen porque “así están bien”.

Más allá de lo que opine la gente, que siempre va a opinar aunque no le pregunten, lo importante es lo que cada uno de ustedes quiera y que eso sea algo que les funcione.

¿QUIEREN LO MISMO?

Mientras los dos digan con claridad lo que quieren y esperan, ya sea más o menos lo mismo, no debe haber mayor problema. Lo malo es cuando quieren cosas diferentes o cuando empiezan en la misma sintonía, pero uno de los dos cambia de opinión. Por ejemplo, si su acuerdo es solo tener la relación a distancia, verse a veces para algún encuentro cercano, pero saben que no van a estar juntos de manera permanente, igual se la pueden pasar muy bien por un buen rato, siempre que eso sea lo que quieren los dos. Pero, ¿qué pasa si el deseo cambia? Cuando se empieza a necesitar más de la otra persona y el otro no corresponde igual, o cada uno empieza a tomar un camino diferente, es cuando empiezan las broncas. Sobra decir que yendo cada uno por us lado van a acabar separándose.

¿Y DE VERAS ASÍ ESTÁN BIEN? 

Por definición, cuando las cosas van bien en el amor, siempre queremos más. Si nos vemos una vez a la semana, luego queremos vernos dos, después tres, luego casi diario, después quedarnos juntos el fin de semana y hasta que sentimos el deseo de no separarnos y vivir juntos o algo así. Con las relaciones a distancia suele pasar lo mismo; nos adaptamos un tiempo a esta forma de relacionarnos, pero generalmente con la esperanza de finalmente estar en el mismo lugar, aunque eso pueda tardar. Pero algo anda mal cuando uno tiene puras relaciones a distancia porque es incapaz de relacionarse de otra manera. Puede ser que tengan un estilo de apego evitativo, miedo al compromiso o una relación estable convencional paralela. Y digo que es lo malo porque a una relación a distancia le puede hacer falta:

Una integridad completa. Un tema complicado es que solo convivan uno con el otro, pero no con las familias o amigos de cada quien. A veces sus personas cercanas ni se enteran de que están en una relación porque nunca los han visto juntos. Eso puede hacer que las familias no respeten la relación y todo sea aún más difícil.

El contacto físico y la vida sexual. Si bien es cierto que cuando se ven se la pueden pasar muy bien por el deseo acumulado, pero como hay mucha expectativa, también se pueden quedar con las ganas cuando el performance no fue tan bueno, no hay manera de hacer “toma dos” cuando ya cada uno está en su casa. Se vuelve muy fácil caer en tentaciones. Y justificarlo.

La evolución natural. Las personas tienden a crecer y adaptarse a los cambios naturales de una relación. Pasan del amor de alta velocidad, muy intenso a uno más pausado, pero más profundo. En las relaciones a distancia las personas se acomodan a lo que hay y aprenden a funcionar así, el tema viene cuando un día deciden que ya quieren estar juntos. Están tan acostumbrados a no estar, que cuando lo logra, surgen fricciones de todo tipo. Es algo así como el desencuentro del encuentro.

SI ESTÁN SEGUROS DE SU AMOR…

Si ya lo tienen muy apalabrado y asumido, felicidades. Aun así, no sobran algunas recomendaciones, solo por si acaso… Fluyan, adáptense, comuníquense, confíen y acepten su realidad. 

Finalmente, para tener una relación de larga distancia se necesita -además de apertura, flexibilidad y madurez- tener una personalidad que permita este tipo de vínculos. Así que mejor no lo intentes si: sientes ansiedad todo el tiempo, tienes baja autoestima o eres muy sexoso. 

 



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