jueves, 9 de mayo de 2019

¿Estás enamorado de tu mamá?

¿Quién no ha escuchado (o dicho) “Juanita es idéntica a mi mamá”, “Pepe me regaña como si fuera mi papá”? Y en vez de que nos escandalicemos, nos da risa. Hay un montón de conductas claras o sutiles que revelan que seguimos siendo la nenita de papá o el bebé de mamá. Checa este test y ve si eres de ellos.

 

TEST ¿Sigues arrastrando el cordón umbilical?

  1. Te produce ansiedad tomar una decisión de pareja sin consultarla con tus padres.
  2. Cuando tienes un problema amoroso lo consultas con ellos.
  3. Reaccionas mal cuando tus papás te hacen alguna observación, comentario o reclamo.
  4. Temes que tus padres enfurezcan cuando tomas una decisión que quizá no sea de su agrado.
  5. No te sientes tranquilo cuando no le cuentas a tu papá/mamá un proyecto de vida porque necesitas privacidad para lograrlo.
  6. En las conversaciones con tu pareja permanentemente sale a colación lo que pensaría, haría o diría tu mamá/papá.
  7. Si te alejas de ellos por un tiempo considerable, experimentas una sensación de desprotección, aunque tu pareja esté contigo.
  8. Te da culpa realizar alguna actividad que le guste a tus padres y no invitarlos.
  9. Falseas información porque te da miedo que te juzguen por las decisiones que tomas.
  10. Si tienes que tomar una postura entre tu pareja y tus papás, prefieres callar o “hacerte de la vista gorda”.
  11. Si tus papás le dan una orden a tus hijos o a personas a tu cargo que contradice la de tu pareja, no los confrontas.
  12. Priorizas las necesidades económicas, físicas o temporales de tus padres en vez de las tuyas o las de tu pareja.

 

¿Cuántas veces contestaste que sí?

1-3

¡Felicidades! Cortaste el cordón hace tiempo, por eso tienes relaciones de pareja distintas de los patrones de tus padres.

4-6

Ahí la llevas. Estás en el camino correcto para encontrar tu autonomía. El tiempo y la conciencia te la darán.

7-9

¡Híjole! Sigues amarrado emocionalmente a tus padres y eso puede estar desgastando tu relación.

10-12

¡Ya mejor regrésate a vivir con tus papás!

 

 

Nadie como mamá

Seguro has escuchado que nos enamoramos de personas con estructuras de crianza y relaciones familiares que nos resultan conocidas. Y sí. Aunque a primera vista parezca que una persona es súuuper distinta a nosotros, el “flechazo” ocurre porque comparte algo sustancial con nuestros padres o tiene, justamente, algo que ellos no tenían, pero que nos hizo falta. Y eso pasa de manera inconsciente. Pero no te asustes, no estamos destinados a repetir eternamente un mismo patrón, de ti depende salir de ese círculo de andar buscando una mamá II o de desarrollar un complejo de Edipo.

 

Edi… ¿quéee? ¿Es normal?

Edipo es el nombre de un personaje de una tragedia griega que, palabras más o menos, se enamoró de su madre y aquello terminó peor que capítulo de GOT.

Es una etapa natural del desarrollo psíquico de los niños en la que de manera simultánea experimenta una mezcla de emociones y sentimientos de amor-odio hacia sus padres, desean a su madre y rivalizan con el padre por conquistar la atención y el amor de ella. Pero se resuelve más o menos a los seis años cuando encauzas/cambia ese deseo hacia otras mujeres.

Pero a veces, esa etapa no se supera y empiezas a desarrollar conductas nada sanas como que…

  • Tienes deseos de concretar la relación sexual
  • Hay muestras de afecto, como retozar en la cama, andar de la mano por la calle, siempre eligen sentarse juntos, incluso cuando está la propia pareja.
  • Se envían mensajes de texto y están en permanente comunicación: que dónde están, que si ya cenaron, que mira esta foto de un perrito, etc.
  • Comparan constantemente lo que hace tu pareja con lo que hace tu mamá: “Mi mamá jamás compra este aceite para cocinar”.

 

 

¡Corta el cordón!

Para cortar el cordón, así tengas 59 años, necesitas conciencia, motivación y voluntad. No se trata de cortar la relación con tus padres de un día para otro y no verlos más

que en Navidad o en los cumpleaños, sino establecer una relación balanceada que favorezca el intercambio de afecto, sin entorpecer tu vida. Estos pasos te pueden ayudar:

  1. Experimenta el malestar emocional que te genera la situación. Checa tooodo lo malo que te ha traído este dramón: los deseos frustrados, las relaciones fracasadas, los temores experimentados y la angustia en la que vives.
  2. Nombra el problema. Aunque te dé miedo ponle nombre a tu problema: sí, mamá. Reconocer todo lo que sí te han dado y han hecho por ti no significa que no haya llegado el momento de dar el paso a la autonomía.
  3. Encuentra un testigo. Comparte con alguien cercano, quien haya notado el problema, que esta relación disfuncional está obstaculizando tu crecimiento.
  4. Haz un inventario de los daños. Realiza un recuento de las áreas de tu vida que están detenidas, dañadas o atrasadas por el excesivo apego que tienes a tu padre o madre.
  5. Olvida el drama y prepárate para el cambio. Necesitas experimentar el miedo, la culpa, la tristeza y el nerviosismo de decidir cambiar. Sin esa ansiedad, no puedes hacer la transición. Si esperas que el temor desaparezca del todo o que tus papás estén de acuerdo con tu perspectiva y decisión, jamás lograrás la transformación.
  6. Suelta las “ventajas” de seguir siendo niño. Cuesta trabajo crecer, uno se resiste a soltar los privilegios, pero tienes que rechazar cierta ayuda, no contestar algunos mensajes y llamadas, tomar decisiones pequeñas que sabes que los perturbarán, etc., aunque eso signifique perder algo.
  7. Piensa libremente. Comienza por preguntarte qué es lo que deseas, qué has dejado de hacer por temor al rechazo de tus padres. Sueña, piensa y siente la emoción de un futuro posible.
  8. Cambia de aires. Seguro conoces a alguien que tiene una vida como la que quisieras tener… Búscalo, pregúntale, únetele. Las nuevas amistades, las rutinas novedosas y los encuentros te pueden empoderar.
  9. Comienza a actuar por tu cuenta… aunque sea paso a pasito. Actúa, toma decisiones por ti mismo, aunque te genere ansiedad no consultar a tu progenitor. Corre riesgos, no pasa nada si te equivocas. Vas a ir abriendo nuevas posibilidades y adquirirás la seguridad para moverte a tu aire y disfrutarlo.
  10. Consulta a un profesional. Si estás demasiado estresado o te sientes paralizado, vas a tener que ir a terapia para que te ayuden en la transición.

 

Aunque todo amor sea un amor antiguo, siempre aparece entre dos seres que son nuevos el uno para el otro. Seamos optimistas y confirmemos que no te vas a casar con tus padres.



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