¿Quién no ha escuchado (o dicho) “Juanita es idéntica a mi mamá”, “Pepe me regaña como si fuera mi papá”? Y en vez de que nos escandalicemos, nos da risa. Hay un montón de conductas claras o sutiles que revelan que seguimos siendo la nenita de papá o el bebé de mamá. Checa este test y ve si eres de ellos.
TEST ¿Sigues arrastrando el cordón umbilical?
- Te produce ansiedad tomar una decisión de pareja sin consultarla con tus padres.
- Cuando tienes un problema amoroso lo consultas con ellos.
- Reaccionas mal cuando tus papás te hacen alguna observación, comentario o reclamo.
- Temes que tus padres enfurezcan cuando tomas una decisión que quizá no sea de su agrado.
- No te sientes tranquilo cuando no le cuentas a tu papá/mamá un proyecto de vida porque necesitas privacidad para lograrlo.
- En las conversaciones con tu pareja permanentemente sale a colación lo que pensaría, haría o diría tu mamá/papá.
- Si te alejas de ellos por un tiempo considerable, experimentas una sensación de desprotección, aunque tu pareja esté contigo.
- Te da culpa realizar alguna actividad que le guste a tus padres y no invitarlos.
- Falseas información porque te da miedo que te juzguen por las decisiones que tomas.
- Si tienes que tomar una postura entre tu pareja y tus papás, prefieres callar o “hacerte de la vista gorda”.
- Si tus papás le dan una orden a tus hijos o a personas a tu cargo que contradice la de tu pareja, no los confrontas.
- Priorizas las necesidades económicas, físicas o temporales de tus padres en vez de las tuyas o las de tu pareja.
¿Cuántas veces contestaste que sí?
1-3
¡Felicidades! Cortaste el cordón hace tiempo, por eso tienes relaciones de pareja distintas de los patrones de tus padres.
4-6
Ahí la llevas. Estás en el camino correcto para encontrar tu autonomía. El tiempo y la conciencia te la darán.
7-9
¡Híjole! Sigues amarrado emocionalmente a tus padres y eso puede estar desgastando tu relación.
10-12
¡Ya mejor regrésate a vivir con tus papás!
Nadie como mamá
Seguro has escuchado que nos enamoramos de personas con estructuras de crianza y relaciones familiares que nos resultan conocidas. Y sí. Aunque a primera vista parezca que una persona es súuuper distinta a nosotros, el “flechazo” ocurre porque comparte algo sustancial con nuestros padres o tiene, justamente, algo que ellos no tenían, pero que nos hizo falta. Y eso pasa de manera inconsciente. Pero no te asustes, no estamos destinados a repetir eternamente un mismo patrón, de ti depende salir de ese círculo de andar buscando una mamá II o de desarrollar un complejo de Edipo.
Edi… ¿quéee? ¿Es normal?
Edipo es el nombre de un personaje de una tragedia griega que, palabras más o menos, se enamoró de su madre y aquello terminó peor que capítulo de GOT.
Es una etapa natural del desarrollo psíquico de los niños en la que de manera simultánea experimenta una mezcla de emociones y sentimientos de amor-odio hacia sus padres, desean a su madre y rivalizan con el padre por conquistar la atención y el amor de ella. Pero se resuelve más o menos a los seis años cuando encauzas/cambia ese deseo hacia otras mujeres.
Pero a veces, esa etapa no se supera y empiezas a desarrollar conductas nada sanas como que…
- Tienes deseos de concretar la relación sexual
- Hay muestras de afecto, como retozar en la cama, andar de la mano por la calle, siempre eligen sentarse juntos, incluso cuando está la propia pareja.
- Se envían mensajes de texto y están en permanente comunicación: que dónde están, que si ya cenaron, que mira esta foto de un perrito, etc.
- Comparan constantemente lo que hace tu pareja con lo que hace tu mamá: “Mi mamá jamás compra este aceite para cocinar”.
¡Corta el cordón!
Para cortar el cordón, así tengas 59 años, necesitas conciencia, motivación y voluntad. No se trata de cortar la relación con tus padres de un día para otro y no verlos más
que en Navidad o en los cumpleaños, sino establecer una relación balanceada que favorezca el intercambio de afecto, sin entorpecer tu vida. Estos pasos te pueden ayudar:
- Experimenta el malestar emocional que te genera la situación. Checa tooodo lo malo que te ha traído este dramón: los deseos frustrados, las relaciones fracasadas, los temores experimentados y la angustia en la que vives.
- Nombra el problema. Aunque te dé miedo ponle nombre a tu problema: sí, mamá. Reconocer todo lo que sí te han dado y han hecho por ti no significa que no haya llegado el momento de dar el paso a la autonomía.
- Encuentra un testigo. Comparte con alguien cercano, quien haya notado el problema, que esta relación disfuncional está obstaculizando tu crecimiento.
- Haz un inventario de los daños. Realiza un recuento de las áreas de tu vida que están detenidas, dañadas o atrasadas por el excesivo apego que tienes a tu padre o madre.
- Olvida el drama y prepárate para el cambio. Necesitas experimentar el miedo, la culpa, la tristeza y el nerviosismo de decidir cambiar. Sin esa ansiedad, no puedes hacer la transición. Si esperas que el temor desaparezca del todo o que tus papás estén de acuerdo con tu perspectiva y decisión, jamás lograrás la transformación.
- Suelta las “ventajas” de seguir siendo niño. Cuesta trabajo crecer, uno se resiste a soltar los privilegios, pero tienes que rechazar cierta ayuda, no contestar algunos mensajes y llamadas, tomar decisiones pequeñas que sabes que los perturbarán, etc., aunque eso signifique perder algo.
- Piensa libremente. Comienza por preguntarte qué es lo que deseas, qué has dejado de hacer por temor al rechazo de tus padres. Sueña, piensa y siente la emoción de un futuro posible.
- Cambia de aires. Seguro conoces a alguien que tiene una vida como la que quisieras tener… Búscalo, pregúntale, únetele. Las nuevas amistades, las rutinas novedosas y los encuentros te pueden empoderar.
- Comienza a actuar por tu cuenta… aunque sea paso a pasito. Actúa, toma decisiones por ti mismo, aunque te genere ansiedad no consultar a tu progenitor. Corre riesgos, no pasa nada si te equivocas. Vas a ir abriendo nuevas posibilidades y adquirirás la seguridad para moverte a tu aire y disfrutarlo.
- Consulta a un profesional. Si estás demasiado estresado o te sientes paralizado, vas a tener que ir a terapia para que te ayuden en la transición.
Aunque todo amor sea un amor antiguo, siempre aparece entre dos seres que son nuevos el uno para el otro. Seamos optimistas y confirmemos que no te vas a casar con tus padres.
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