Hice una encuesta en redes sociales pidiéndoles las razones para quedarnos en una relación X en lugar de buscar a la persona con la que de verdad nos gustaría estar. Llegué a la conclusión de que los factores que más pesan entre las mujeres son baja autoestima (“no merezco algo mejor”) y miedo a la soledad (“estar sola es malo”).
También me encontré con las voces del temible juez interior, alimentando todo tipo de creencias negativas que apoyan quedarnos en relaciones que no nos llenan o de plano tóxicas: “el hombre ideal no existe, entonces hay que amar lo que hay”, “más vale malo por conocido que bueno por conocer”.
Podemos seguir todo el día hablando de situaciones similares: mujeres insatisfechas que se conforman con tener a alguien a su lado simplemente para no estar solas, para no sentirse “quedadas” o “defectuosas”, para tener con quien ir a las fiestas y ahorrarse el comentario de las tías: “¿todavía no tienes novio?”. Mujeres casadas que se sienten infelices en su matrimonio pero que prefieren quedarse en la “seguridad” de su estatus de “esposa de fulanito de tal” a tomarse el riesgo de salir a la vida, pararse en sus pies y caminar su propio camino.
La cuestión es que en este país, como en muchos otros, lo sepamos o no, las mujeres traemos grabado con fuego en nuestro condicionamiento que estar solas es algo terrible. La mayoría de la gente, tanto hombres como mujeres, siente rechazo por aquellos que viven en la eterna carencia, por esos que “necesitan” que los quieran. A menos que seas la gran rescatadora (o rescatador) pero aun así, llegará un momento que sientas la frustración y el enojo que causa tener a alguien colgado todo el tiempo de ti, esperando que llenes todas sus expectativas y lo hagas feliz. ¡Uff! Esto suena abrumante y muy alejado de lo que, por naturaleza, todos deseamos en una pareja.
Una queja común en hombres y mujeres es que ya nadie desea comprometerse. Pero nadie lo desea si la otra persona exige, demanda, pretende que llenemos su vida. ¡Es como gritarle a un gato para que se acerque, seguramente lo que hará es correr para el otro lado!
Pero esto no quiere decir que debamos conformarnos con lo que sea y resignarnos. El que no exista el hombre perfecto no significa que no podamos encontrar y estar con alguien que en su imperfección ( y en la nuestra) sea el compañero ideal con quien poder crear una relación satisfactoria y gozosa, sabiendo que, como todo en esta realidad humana, tendrá sus altas y bajas.
Pero si eres una persona que busca o acepta una relación para no sentirse sola, fracasada, rara y por ende, vas lanzando vibras de lo mucho que necesitas esto para ser feliz, mejor cuélgate un letrero que diga: “desesperada, sálvame de mi vida infeliz”. Seamos honestos, a nadie, hombre o mujer, nos atrae tal estado de desesperación.
Ya sea que estés sola sintiéndote miserable o atrapada en una relación que no te satisface, recuerda esto: pensar que un hombre va a completar tu vida, es justo lo que evita que ese hombre correcto llegue a tu vida. Lo mismo va para los hombres que piensan esto de la “mujer perfecta”. Si tú no te aprecias, por qué creer que alguien más lo hará.
¿Qué hacer entonces? Mi sugerencia es muy sencilla: deja de buscar a ese “hombre perfecto”/ “mujer perfecta”. O si ya estás en una relación, simplemente pregúntate si puedes aceptar y amar a esa persona tal como es. Si la respuesta es sí, trabaja en ser feliz, con y sin él. Y si la respuesta es no, creo que es bastante obvio que lo mejor es alejarse.
Nunca encontraremos a alguien que llene todas nuestras expectativas, pero las relaciones nos dan la gran oportunidad de explorarlas, revisarlas y asumir la responsabilidad de nuestras vidas. PARA ENCONTRAR UNA PAREJA CON LAS CUALIDADES QUE DESEAS, DEBES ESTAR DISPUESTO A OFRECER LO MISMO.
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