Un jueves por la noche suena tu celular. Es tu pareja diciéndote que se siente muy mal. Está en casa de sus amigos, se llevó el coche y si se siente mal es porque se le pasaron las cubas. Tú le dices que se acueste un rato y si se pone muy grave, te llame. A las tres de la mañana llega fúrico, azotando puertas, dando vueltas en la cama. Tú le preguntas qué tiene aunque -por supuesto- ya sabes la respuesta: “no puedo creer que te valiera que casi me muero y no fuiste por mí”.
Y el drama de ese tipo ya es común; que si no contestaste el mensaje, que si mientras veían la peli no le hiciste masajito en los pies, que se quedó dormido antes que tú y ni se preocupó de que tú no podías dormir. ¿Algún parecido con la realidad?
Estas personas también reciben el nombre de “bebé verdugo”. Son aquellas que se comportan como un bebé y como un verdugo a la vez: alguien emocionalmente inmadura con necesidades que tienen que cumplirse inmediatamente y sin regarla. No piensa mucho en los demás, él necesita que lo atiendas y que además lo hagas sin chistar, desde el corazón, sin quejarte.
SEÑALES DE ALERTA
1. BERRINCHUDO
Si no adivinas qué quiere, cuándo y cómo, zapatea, hace puchero, se pone digna y cuando le preguntas qué tiene, te contesta que no tiene nada.
2. CHANTAJISTA
Su reclamo favorito es que hace todo por ti y a ti te vale. Con tantito que se enoje, te amenaza con sufrir, de una u otra forma, por tu culpa.
3. DEMANTANTE
Quiere atención, toda, todo el tiempo. Quiere tu tiempo, tu disposición y tu amor para él/ella. Si crees que tienes una vida, olvídate de ella.
4. VÍCTIMA
En vez de aceptar sus errores, invariablemente encuentra a quién echarle la culpa, así sea a Mercurio retrógrado o a ti por olvidar llamarle.
¿Qué hacer si estás con una pareja así?
Evita el chantaje emocional:
Pon límites y pídele que respete tu tiempo, espacio y posibilidades. Tal vez te reclame pero va a saber cómo relacionarse contigo de otra manera. Si de plano no lo logra, reconsidera tu relación.
No te responsabilices de sus actos; estás tratando con un adulto aunque actúe como un niño. Tiene que asumir las consecuencias de sus actos, así que no le resuelvas la vida.
Aunque domina tus puntos débiles y ya sabe cómo hacer que dobles las manitas, mantente firme.
SI TÚ ERES EL BEBÉ VERDUGO/ INMADURO de la relación
Reconoce estas conductas y haz cambios conforme las vas notando. Aunque sean pequeños, son necesarios.
Si sientes que tus conductas de bebé verdugo han lastimado a otros, es hora de reconocerlos, disculparte y empezar a cambiar.
Ten paciencia porque las recaídas son frecuentes en esta etapa; pero como buen bebé que está madurando, te levantas y vuelves al buen camino.
Si sientes que no puedes, busca ayuda profesional con un buen terapeuta. Hazlo cuanto antes para que aproveches esta racha de conciencia.
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