miércoles, 29 de agosto de 2018

Tu nueva pareja y tus hijos, ¿cómo hacer que funcione?

La línea para que todo salga bien o mal es muy delgada, pues si los presentas rápido puedes confundirlos a todos, pero si te tardas mucho, tal vez descubras demasiado tarde que el nuevo integrante de la familia es un monstruo con los niños. Échale un ojo a estos puntos y ve en qué podrías regarla, si no es que ya la estás regando:

1. Jamás salgas con alguien que no tiene la mínima intención de llevarse bien con tus hijos.
Es básico. Hay personas que desde un inicio aclaran que son alérgicas a los niños y se vale. Pero por mucho que te guste, esa persona no es para ti. Si no va a poner de su parte, será imposible lograr que se lleve bien con tus hijos, que sobra decir, son parte fundamental de tu vida.

2. Forzar las cosas.
Por más mariposas que sientas en la panza y por más que creas que tu hijo debe hacerte caso “porque tú lo dices y eres la autoridad”, imponerle que acepte a alguien es una pésima idea. La obligación casi siempre genera rechazo, ya sea en uno o en otro.

3. Acelerarlo o retrasarlo demasiado.
Apenas llevan un par de cafés y tú ya lo llevaste a tu casa. Los niños, al igual que los adultos, necesitan de un tiempo para asimilar la información. Y si solo será unas cuantas noches de diversión, ¿para qué el esfuerzo? Presentar a alguien a los dos días es un error clásico, pero también lo es esperarte y soltarlo de golpe hasta que ya tienen las segundas nupcias planeadas.

4. Pedir permiso
Otro error clásico de los padres es pedir aprobación de los hijos sobre cosas que no tendrían por qué decidir ellos. Una regla general es: nunca le preguntes a un hijo algo cuya respuesta no pretendes o no deseas respetar. ¿En qué planeta tu hijo, de la edad que sea, es el indicado para darte o no permiso de andar con alguien?

5. Llenar roles que ni al caso
La nueva pareja no es ni será el sustituto de su papá o mamá. La nueva pareja será es: la nueva pareja, que en el mejor de los casos podrá llevar una relación de afecto y confianza similar a la que se lleva con una madre o un padre, pero que no es ni lo uno ni lo otro.

6. Forzar a tu pareja a “que se los gane”
Es cierto que el cariño se gana, pero no a través de la imposición, del chantaje o intentando comprarlos o complacerlos. Los niños son suficientemente listos com para darse cuenta de que hay un interés detrás, y seguro no responderán de buena manera. En el mejor de los casos aprovecharán ese intento para obtener ventaja, pero no para establecer un vínculo afectivo real.

7. Andar juntos todo el tiempo
Está bien tu afán porque se lleven bien, pero cada quien necesita su espacio. Sobre todo al principio, hasta que se acostumbren a la nueva imagen. Quizá debas considerar, incluso, hacer salidas grupales, con más gente, las primeras veces. Durante las primeras cinco citas lo puedes presentar como tu amigo, para no generar rechazo a primera vista y que tus hijos se den la oportunidad de conocerlo. Ya después cuéntales que están saliendo y júntalos poco a poco.

8. Dejar las cosas al “ahí se va”
Conforme el grupo se vaya reestructurando, y tu relación se vaya formalizando, deben discutir cómo se van a llevar los asuntos familiares, porque al fin y al cabo eso son, familia: cuáles son las expectativas, cómo se manejará la disciplina, ¿qué hay de dinero y la educación?

Es importante que tus hijos se sientan cómodos con el nuevo ambiente y traer un nuevo integrante no es cualquier cosa como para ir viendo cómo se da todo sobre la marcha. ¡Hablen!

 



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