Normalmente ubicaríamos a un patán como algo malo, un hombre con el que una mujer no quisiera estar. Pero ¿cómo es un patán? Es una persona que por razones de personalidad, poder o ambas pone en riesgo el bienestar, integridad, salud emocional, sexual y física de otra persona.
No estoy sugiriendo actuar en perjuicio de estas personas, pero si de ponernos a salvo de sus conflictivas, intenciones, abusos.
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En los patanes, encontramos a personas conflictivas y abusivas.
Estas son las señales que de tener un hombre conflictivo, debemos ponernos alerta.
- Personalidades rígidas: repiten una y otra vez patrones de conducta
- Son más predecibles que la mayoría de la gente pues se muestran poco flexibles ante las demandas del momento y de los diferentes contextos.
- Son problemáticas. Tienden a ser agresivas y a escalar los conflictos desproporcionadamente
- Pueden ser o no violentas pero si se muestran hostiles en situaciones de estrés.
- Culpan a los demás por sus errores sin reflexionar, menos aún asumir, su responsabilidad.
- Les cuesta integrar los “grises”: o es todo o es nada, o alguien es bueno o malo. Son muy limitados para ver la complejidad de lo que ocurre.
Y los abusivos, tienen sensación de superioridad, con el derecho de controlar a otros a nivel socioeconómico, verbal, físico o sexual.
- No escuchan
- Controlan con dinero
- No dan las gracias
- Descalifican a los demás que no están a su altura
- Invalidan las emociones de los demás
Si estás con alguien así debes tomar conciencia de la desigualdad de poder que existe para no ponerte en riesgo. Alguien con mayor poder puede desde maltratarte físicamente, hasta correrte de tu trabajo. Apóyate en los demás, incluso puedes demandar. Lo más importante es alejarte y darte el lugar que mereces.
Si quieres saber más acerca de cómo tratar con una persona así, escucha esto.
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