miércoles, 15 de junio de 2016

¿Eres víctima del abuso verbal?

Es creciente el número de gobiernos y organizaciones que se preocupan porque se detengan la violencia de pareja, la violencia de familia.

Todos podemos hacer algo, por ejemplo, Patricia Evans escribió un libro que se llama Abuso Verbal: la violencia negada, en el que nos ofrece una buena cantidad de ejemplos de palabras, oraciones y frases que usamos como armas para agredir a la esposa, al esposo, a los hijos, en fin, a los papás, a los hermanos.

Escribe todas las categorías que funcionan como abuso verbal: No compartir, contradecir, humillar, encubrir bromas que violentan, bloquear y desviar, acusar y culpar, juzgar y criticar, trivializar, socavar, amenazar, insultar, ordenar, olvidar, negar, actuar con ira.

Fíjate en estas expresiones que usamos para acusar y culpar.

  • Siempre quieres tener la última palabra…
  • Solo estás tratando de comenzar a pelear…
  • Estás buscando problemas…
  • Me estás atacando…
  • No se te puede dejar sola…
  • Ya estoy harto de tus ataques…

Parecen inofensivas, ¿verdad?, pues no lo son, en todas hay un ataque a la otra persona, en todas se acusa y se culpa; en todas hay una provocación.

Evans escribe que el abusador verbal juzga a su pareja y después expresa su juicio de manera crítica, usando oraciones como:

  • El problema contigo es que…
  • Tu problema es que…
  • Tú eres falso…
  • Tú nunca estás satisfecha…
  • Tú eres un pésimo ganador…
  • Tú eres incapaz de aceptar una broma…

Parecen inofensivas, ¿verdad?, pues no lo son, todas descalifican al otro y le provocan inseguridad o reacciones violentas que a veces derivan en un pleito mayor.

Hay expresiones que menosprecian al otro provocándole una erosión de la autoestima:

  • A ver, ¿quién te lo pidió?
  • Lucy, nadie te pidió tu opinión…
  • Para qué te digo si tú no entenderías.
  • Está visto, eso te supera, vélo dejando.
  • Nunca lo lograrás, a otra cosa.
  • ¿Qué te hace pensar que eres tan inteligente?
  • Y ora, ¿a quién quieres impresionar?

Con tanta facilidad las dices o dejas que te las digan y no te das cuenta que se trata de abuso verbal que poco a poco destruye una relación, pero que en el camino causa mucho dolor y desconfianza.

Piensa en cómo les hablas a tus seres queridos, a tus compañeros de trabajo. Reacciona y cambia. La mayoría de las veces la violencia comienza por la boca, así que lávala de vez en cuando.



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