viernes, 9 de junio de 2017

Lo estúpidamente interesante de los que ponen el cuerno

Neta se sorprenderían de la gran cantidad de personas para las cuales la infidelidad solo existe si los cachan, mientras eso no ocurra, ellos y ellas son fieles, aunque en cuestión de segundos ubiquen más hoteles que Trivago.

Además, no sé si han notado que cuando se habla de infidelidad, casi siempre se aborda desde el punto de vista del engañado y señalando a “los otros”, “esos cabrones o cabronas que se atrevieron a pintarnos el cuerno”. Es por eso que en esta ocasión vamos a entrarle al tema desde la perspectiva de los que reconocemos haber sido infieles en algún momento de nuestras vidas.

Así que, de manera inmediata y perentoria, contacté con algunos de mis amigxs y conocidxs que han puesto el cuerno o que de plano se sienten imposibilitados genéticamente para dejar de ponerlo. Le escribí a 23. Respondieron 16. Dijeron que sí 11. “Namás” llegaron 8. Bueno pues 9 conmigo. Todos aceptaron compartir sus posturas de manera anónima. Así que los nombres y la selfie grupal se las quedo a deber.

El primer planteamiento.

Arrepentimiento y remordimiento. Porque según el informe The Global Sex Survey 2015, realizado por psicólogos y sexólogos estadounidenses, son las mujeres a las que menos les remuerde la conciencia cuando pintan el cuerno, ya que solo el 7.2% de las féminas que participaron en el estudio contra el 19.4% de los hombres, aceptaron sentirse mal por llegar a casa oliendo a leña de otro hogar.

Las tres damitas que asistieron a nuestro conclave de infieles aseguraron estar de acuerdo con los resultados del estudio. Y una de ellas añadió: “Me atrevería a asegurar que cuando las mujeres somos infieles es porque ya no estamos bien con nuestras parejas, nosotras traicionamos a consecuencia y a veces hasta por venganza, por eso casi no hay remordimientos” ¡TÓMENLA!

TEST: ¿Naciste para poner el cuerno?

Por su parte, cuatro de los caballeros en la mesa no estuvieron de acuerdo con la postura de la dama, ellos aseguraron que “siempre hay remordimientos por andar de cabrón”, Si te dan remordimientos cuando te haces wey con la dieta ¿cómo no vas a tener remordimientos por ponerle el cuerno a la mujer que amas?” Porque eso sí, los cinco aseguraron que ponen el cuerno solo por “calientes”, no por falta de amor y que, con cada acostón, valoran más lo que tienen en casa. Aunque uno de los varones (el único gay aparte de mí), destacó: ¿Remordimientos? Solo si te cachan. Por eso hay que hacer bien las cosas”.

Segundo planteamiento.

Contarle o no contarle a tu pareja que fuiste infiel. Ellas: “Eso solo se hace cuando ya quieres terminar la relación y por dignidad tu pareja te manda a la fregada”. Ojos que no ven, corazón que no siente”. “¡Ay no! No podría causarle ese dolor al pobre”.

Ellos: “¡Ni madres! ¿Para qué? Los remordimientos hasta te ayudan a tratarla mejor”. “No wey, eso sería echarte la soga al cuello”. “¡Jamás!, sería egoísta decirle”. “Solo si te cachan y si hay chance de negarlo, niégalo”. “No. Suponiendo que te perdone, luego va a ser más difícil aprovechar las oportunidades, porque siempre te va a estar vigilando”.

Cómo enfrentar el cuerno
Tercer planteamiento.

¿Qué hace un infiel cuando le ponen el cuerno? Ellas: “Sí es un golpe fuerte, pero al ego”. “Si descubro a mi novio poniéndome el cuerno, no voy a renunciar a mi derecho a armarle desmadre, aunque yo también se los esté poniendo a él”. “No sé, tal vez me haría de la vista gorda”.

Ellos: “Me divorcio, pero ni así le cuento que yo hice lo mismo”. “No se vale, porque al menos en apariencia yo le estoy siendo fiel a ella”. “Si lo amo, le propongo abrir la pareja”, “Ya no podría verla de la misma forma”.

Neta no entiendo por qué no entienden. Si como individuos tenemos necesidades y costumbres distintas a los demás ¿por qué fregados aferrarse a seguir un solo modelo de pareja? Por eso son importantes los acuerdos, nos ayudan a diseñar relaciones a la medida, y mientras más leales somos a esos acuerdos, más fieles somos a nuestras parejas.

Razones para tener un amante

Y por cierto, los hombres (gays y hetero), estamos hartos de escuchar: “Si me pones el cuerno te lo corto”. Pero que nunca nos digan: “Si eres fiel te lo apapacho todo el día”.

Termina su columna y se larga antes de que lo apedreen.



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