Si todas las mañanas te despiertas y lo primero que haces es consumir chocolate (o alguna bebida chocolatosa), entonces no se debe a un simple antojo, estrés, ansiedad o cansancio, de hecho refleja una relación pendiente que necesitas reconocer y sanar con tu papá.
De acuerdo con la bioneuroemoción (programa que estudia la decodificación biólogica de las enfermedades, relaciones interpersonales y adicciones), quienes consumen en exceso chocolate a lo largo del día (sobre todo en las mañanas), responden a una carencia afectiva que tuvieron en la infancia con su padre.
Esto hacen los padres de hijos exitosos
Hablamos de un “papá ausente”, que no es sinómino de que esté muerto o de que no lo veas; incluso, puedes vivir con él y aunque esté físicamente, no te brinda el amor o seguridad que soñaste y/o idealizaste desde tu niñez.
Para Yohana García, escritora y fundadora de una de las escuelas más importantes de biodescodificación a nivel internacional, la fidelidad de quienes aman el chocolate (especialmente las mujeres) representa la necesidad de amor (inconsciente) que requieren de su papá y que no encontraron durante su niñez.
“Cuando el cerebro es incapaz de lidiar con esa frustración, envía la información al cuerpo, en este caso al sistema digestivo, que esperará amor, pero lo recibirá en forma de compensación a través del chocolate. Puede pasar todo la vida y continuar con este patrón, porque es un conflicto emocional no resuelto”.
Y es que el cerebro es una red de conexiones. En donde todo lo relaciona, procesa y reacciona sin que seamos conscientes de ello.
¿Qué necesita tu vida?
De acuerdo con Ana Arizmendi, psiconutrióloga y creadora del proyecto “De qué tiene hambre tu vida”, la ingesta continua de chocolate representa una relación poco satisfactoria con el padre; en algún momento de la infancia ocurrió un episodio que desmoronó las expectativas que tenías hacía él.
“Es importante conocer no solo los hábitos, sino la raíz de la emoción que detona un patrón de vida; no se trata de suplir un alimento con otro, sino identificar el origen para sanarnos conscientemente. De lo contrario es una cadena de enfermedades como el sobrepeso, obesidad, diabetes y es el cuento de nunca acabar”.
Cada alimento que llevas a la boca, más allá de representar una necesidad, proyecta un deseo biólogico emocional. El mejor ejemplo es cuando nos amamantan; esta experiencia se queda guardada en nuestro inconsciente en donde se aprende que el amor, placer y comida van de la mano.
Y es que deslizar un chocolate por tu boca evoca un abanico de sensaciones asociadas al bienestar, placer y felicidad. El problema radica cuando toda carencia afectiva del papá y más adelante de alguna figura masculina (tío, primo, pareja) se quiere suplir con este alimento.
Cuando esto pasa, el chocolate se transforma en el compañero “repador” que otorga la sensación instantánea de “acompañamiento-seguridad”, pero en realidad solo “cubre” el vacío emocional que experimenta la persona.
¿Qué podemos hacer?
Si quieres sanarte, el primer paso es darte cuenta; hacerlo presente y luego identificar por qué lo haces. De lo contrario, si este conflicto emocional no se trabaja y libera, será más probable que se refleje en tus elecciones de pareja.
“La persona sabe que la relación con su padre no es del todo buena, pero sin duda lo ama y lo necesita, por eso come tanto chocolate; puede ser en pocas cantidades, pero si es frecuente es claro que lo debe sanar, sino crece con esa creencia limitante y encontrará parejas muy similares a él”, Yohana García.
Si todo esto te hace sentido, reflexiona cómo han sidos tus relaciones amorosas y si estás satisfechas con ellas o no. Necesitas hallar respuestas, pero es necesario que profundices y conozcas de raíz el origen para que te liberes y trasciendas.
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