Según el diccionario de la Real Academia Española, puto significa: calificación denigratoria. Insulto que hace referencia a la sodomía o que practica la sodomía. O sea, una ofensa homofóbica. Punto.
Hace dos años, pedaleaba mi bicicleta rumbo al gimnasio cuando un tipo en una camioneta se me emparejo y me preguntó: “¿tú eres el de la tele, verdad?”. Yo le respondí que sí con un simple movimiento de cabeza y continué mi camino, pero el fulano seguía avanzando a la misma velocidad que yo y sin quitarme la vista de encima. Decidí ignorarlo. Sin embargo, yo no contaba con que solo estaba esperando a que atravesara la avenida para echarme la camioneta encima. El impacto del golpe lo recibió la llanta delantera de la bicicleta, lo que provocó que perdiera el control y rodara por el suelo. Mi agresor detuvo la camioneta, se asomó por la ventanilla y solo se limitó a decir: “¡Por puto!”. Luego aceleró y cobardemente huyó del lugar.
Y ahí, en el piso, con las rodillas sangrando, un esguince de muñeca y encabronado de a madres; recordé todas las veces que tuve que agarrarme a madrazos con mis compañeros de escuela para hacerles entender que me tenían que respetar y que no iba a permitir que se refirieran a mí como “puto”.
Razones que justifican la homofobia
Así que aficionados al fútbol, discúlpenme si no puedo entender su grito homofóbico en los estadios como una simple expresión de “desmadre” y para nada ofensiva. Porque estoy seguro que jamás permitirían que alguien muy “desmadroso”, usara esa expresión para referirse a sus hijos, esposas, padres, madres o incluso ustedes mismos.
También me sorprende la forma tan a apasionada en que la gran mayoría defiende su “derecho” a humillar, creando HT como #SíAlPuto o #EsDesmadre. Lo más triste es que cuando cuestioné a algunos de los usuarios de estos HT sobre la forma en la que les explicaban a sus hijos el por qué de este grito, obtuve respuestas como esta:
Por lo visto se trata de un “desmadre” que no puede explicarle a su hijo y por eso se ve obligado a cambiar las palabras.
Y cuando expresé mi rechazo al grito, recibí comentarios como este:
No, pues gracias por no ser homofóbico, y una disculpa si le molesta que alguien se sienta ofendido con este insulto.
Aunque la Selección Mexicana y la Femexfut tampoco aportan mucho para que la porra entienda las razones que hacen de este grito una ofensa homofóbica ya que, a pesar de que dicha Federación cuenta ya con ocho sanciones económicas y 10 advertencias por parte de la FIFA específicamente por los cánticos homofóbicos de la afición; hasta el momento no han reconocido la existencia de homofobia en este problema. Es más, ni siquiera se atreven a pronunciar la palabra en su intento por solicitar a la afición que haga conciencia sobre las consecuencias del grito:
“Como sabes, la FIFA se toma con mucha seriedad el canto que hacemos cuando despeja el portero y las posibles sanciones son graves. De continuar con este comportamiento de nada servirá el esfuerzo hecho en la cancha si por esto perdemos el juego, si se suspende el partido o te expulsan del estadio; perdemos nosotros, pierdes tú, perdemos todos”.
Y pónganle ustedes que los defensores aferrados del grito sí tienen un punto al argumentar que la FIFA es una hipócrita, ya que multan a su selección por gritar “puto”, mientras que las próximas dos copas del mundo se realizaran en Rusia y Catar, países que criminalizan, persiguen e incluso desaparecen a homosexuales.
Afición futbolera, por favor intenten colocarse en lado de la chancha de los que no podemos dejar de percibir este grito como una agresión. Piénsenlo, en la convivencia cotidiana bastaría con que una sola persona nos solicitara que no nos refiramos a él o ella de determinada manera para que nosotros dejáramos de hacerlo. Pero pareciera que, arrastrados y escondidos entre la multitud, los principios de básicos de convivencia desaparecen. El insulto jamás será percibido como una muestra de libertad de expresión.
Termina su columna y ¡EEENTIENDAAAN POR FAVOR!
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