Pokémon Go no es un juego de niños, es una aplicación de realidad aumentada diseñada específicamente para el Godínez mundial. Así que no sientan feo si los mal miran o los tachan de inmaduros por andar correteando al Pikachu.
Y es que Nintendo y Pokémon Company no están interesados en un nuevo mercado, su objetivo es reconquistar a la actual generación de treintones que conforman la población Godín global y de esta forma revivir a su Pikachu interior como lo hicieron hace 20 años viendo la caricatura o enajenándose en su Game Boy, y pues ya de paso empokemonar también su descendencia.
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Pero no vayan a creer que esto es mera especulación mía. No. Así lo destacaron los creadores de la app con el video que mostraron durante la primera conferencia de presentación que realizaron en Japón en septiembre del 2015, en el que el único niño que se ve en dicho video, está siendo instruido por sus padres en las artes pokeminescas.
Literal, este nuevo juego tiene a millones de treintones agarrados por las pokebolas a través de la nostalgia de su infancia y a los millennials clavadísimos por que se divierten haciendo uso de su amada tecnología.
La estrategia de Pokémon Go haría que Maquiavelo se volviera a morir de la puritíta envidia, fíjense si no. La Doctora en psicología de la salud Andrómeda Valencia Ortiz, me explicó que existen aplicaciones que activan el lóbulo frontal de nuestro cerebro, el cual regula la impulsividad y planeación, logrando mantenernos entretenidos mediante el planteamiento de retos o desafíos que instintivamente nos sentimos obligados a cumplir en busca de satisfacción o placer. Igualito que con una adicción. Es por eso que tanta gente está pasando una cantidad infame de tiempo con el fregado Pokémon.
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Eso sí, el mentado jueguito también tiene sus hordas de acérrimos detractores, que aseguran en sus redes sociales detestar infinitamente la pokemanía y a todo ser viviente que la disfrute. Así de fuertes ellos. Y aunque los especialistas destacan que no es sano obsesionarnos con un juego, pues tampoco está bonito eso de estar odiando a los que no hacen lo mismo que uno. Cada quien sus viajes, si el objetivo es escapar de la vida real, habrá quien lo haga con Pokémon Go o quien prefiera leer una novela, ver una película o sambutirse en las redes sociales. Así que ¡plis! Apláquense ¿o los aplaco?
¿Necesitas olvidarte de la tecnología por un tiempo?
Hay quienes aseguran que el fervor por Pokémom Go pasará de moda más rápido que el “Ola Ke Ase”, y chance y sí, pero mientras, este juego ya es todo un fenómeno tecnológico que ha incrementado el valor de las acciones de Nintendo en más de un 40% y aumentado sus ganancias en 7 mil 500 millones de dólares en solo una semana.
Esta app también es una expresión cultural de nuestros tiempos, que ha conseguido lo que otros juegos como el Candy Crush, jamás pudieron hacer, sacar a los videojugadores a la calle para que niños y adultos jueguen a lo mismo.
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De hecho, la onda pokemonesca ha generado situaciones estúpidamente inesperadas como el que se vivió hace unos días en el Central Park de Nueva York, donde decenas de personas corrían desesperadas y abandonaban sus coches dejándolos mal estacionados con tal de echar montón y atrapar a uno de los pokemones considerados como difíciles de capturar y que no “aparecen” con frecuencia.
Pero lo que sí me dejó anonadado, perplejo y patidifuso; es que ha tan solo siete días de que este juego fue lanzado en Estados Unidos, ya tiene casi el mismo número de usuarios que Twitter y muchos más que Grindr o Tinder, las apps de sexo ocasional más famosas del mundo.
En México aun no está disponible de forma oficial, pero ese es un pequeño detalle que los miles de fans no han dejado que les estorbe y se han hecho de sus mañas para descargar su Pokémon. Incluso algunas tiendas departamentales han empezado a invitar a la gente a que entre a sus establecimientos para atrapar pokémones y recibir beneficios por cada monito atrapado.
De hecho, el gobierno de Zapopan, Jalisco, ha publicado recomendaciones de seguridad para que la gente cace pokémones en la calle, entre las que destacan utilizar bloqueador solar, gorra y calzado cómodo, y que a pesar de toparse con un Pokémon legendario, nunca detenerse a media calle o en algún lugar inseguro a atraparlo. Entre otras.
Los especialistas en tecnología también recomiendan bajar la aplicación en un teléfono exclusivo para ese uso y de esta manera no comprometer sus datos personales y la batería del celular que usan a diario.
Yo no soy fan de los juegos en el celular y puedo jurarles con la mano en el pecho que soy virgen del Candy Crush, porque JAMÁS lo he jugado y que también pienso seguir virgen del Pikachu, pero me gusta que existan este tipo de aplicaciones porque me gusta ver divertida a la gente.
Termina su columna y regresa a su pokebola.
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