“La conciencia del mundo…un memorial viviente”, con estas palabras Barack Obama hizo referencia a la muerte de Elie Wiesel, el hombre para el que la memoria era un deber de todos los seres humanos.
Nacido hace 87 años en una localidad húngara que hoy es parte de Rumania, Elie Wiesel sobrevivió a los campos de concentración y exterminio nazis, en ellos murieron su padre y una hermana. Junto con otros como Primo Levi e Imre Kertesz, se convirtió en un referente literario de los años de horror de la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial, es uno de los referentes morales sobre el Holocausto.
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Wiesel se desarrolló como escritor, periodista, profesor, defensor de los derechos humanos y activista en pro de la paz. Fue un fuerte crítico del poder y de su inacción ante las atrocidades que continúan ocurriendo. Para Wiesel la indiferencia es el mayor mal que debe ser combatido.
En entrevista para The New York Times mostró su convicción de vida: “Si sobreviví tiene que haber sido por alguna razón… Tengo que hacer algo con mi vida… En mi lugar otra persona podría haberse salvado. Hablo en nombre de esa persona”. Hombre con profundas raíces religiosas judías se convirtió en una de las principales voces en favor de la paz, la tolerancia y el compromiso para con las personas que sufren sin importar quiénes sean o dónde se encuentren.
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El compromiso de Elie Wiesel puede ser fácilmente entendido por varias de sus frases que se han convertido en referentes mundiales:
“Para nosotros, olvidar nunca fue una opción. Recordar es un acto noble y necesario”.
“Juro que nunca me mantendré en silencio cuando seres humanos, donde sea y cuando sea, padezcan sufrimiento y humillación. Siempre debemos tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca al atormentado”.
“Nadie es capaz de mostrar más gratitud que aquel que ha emergido del reino de la noche”.
“Lo contrario al amor no es el odio, es la indiferencia. Lo contrario a la belleza no es la fealdad, es la indiferencia. Lo contrario a la fe no es la herejía, es la indiferencia. Y lo contrario a la vida no es la muerte, sino la indiferencia entre la vida y la muerte”.
Fue autor de decenas de libros. Recomiendo de manera importante la lectura de su trilogía La noche, El alba y El día.
Ha muerto una de las voces más potentes que hablaban por la paz, la tolerancia y la esperanza. Una voz que increpaba a autoridades, voz que exigía respuestas de instituciones, voz emergida de las tinieblas que salía en defensa de la dignidad humana, voz de la memoria y de los que sufren.
Se ha ido un grande. Descanse en paz.
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