viernes, 19 de agosto de 2016

Lo estúpidamente interesante de prestar dinero

En la vida de todo ser humano, llega ese incómodo momento en que un familiar o amigo le dice: “Te tengo que pedir un favor”. Mientras la aterrada mentecita del que escucha se repite una y otra vez: “Que no sea dinero, que no sea dinero, please que no sea dinero”. Pero ¡ZAZCUALAZ! Sí es dinero.

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Y no es que uno ande de catastrofista, pero la gran mayoría de las veces en las que se realiza un préstamo de este tipo, pues como que el parentesco y la amistad quedan “raspaditos”. Todos conocemos por lo menos un caso de alguien que quedó endeudadísimo con la tarjeta de crédito por sacar de apuros a un cuate o familiar.

Según cifras del Banco Mundial, el 23.9% de los mexicanos recurre al crédito informal como la familia o amigos cuando necesitan dinero y la gran mayoría de las veces el préstamo es usado para solventar gastos personales; siendo los hombres los que más piden prestado a familia y amigos, mientras que las mujeres se inclinan un poco más por el crédito formal a través de instituciones financieras.

De hecho, el año pasado una importante empresa prestamista mexicana determinó a través de una encuesta aplicada entre sus clientes, que seis de cada 10 préstamos familiares terminan por no pagarse. Mientras que algunos especialistas en conducta humana argumentan que este tipo de situaciones se presentan porque muy en el fondo, quien solicita el dinero siente que la amistad, afecto o parentesco, obliga a la otra persona a ayudarlos incondicionalmente.

Sin embargo, hay gente que es toda bondad y aseguran que ningún familiar o amigo les debe dinero (no porque no les pidan o porque siempre les paguen), sino porque cuando “les prestan” se hacen a la idea de que ese dinero no va a volver y jamás les cobran. Pero existimos quienes somos todo enchilamiento y no nos funciona eso de hacernos a la idea de “donar” el dinero, porque cuando vemos que andan gaste y gaste en otras cosas y no les dan ni tantitas ganas de pagar lo que deben, pues sí se pone uno bien molesto. Y con eso de que a uno le da más pena cobrarles que a ellos deber, pues adiós varo.

Una de las estrategias más usadas por las personas que buscan préstamos de amigos o familiares es contar una y otra vez el montón de gastos que tienen, concluyendo siempre con la frase “en verdad no sé qué voy a hacer”, y a pesar de las obvias intenciones de los comentarios, casi siempre es uno el que termina ofreciéndoles el préstamo. Pero a ver ¿quién nos manda?

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Eso sí, quien pide el préstamo siempre lo hace jurando con la mano en el pecho que va a pagar en tiempo y forma, aunque en realidad no tenga ni idea si va poder saldar la deuda o no.

Es por eso que los especialistas financieros recomiendan tomar en cuenta los siguientes aspectos antes de que una amistad entre en cuenta regresiva por poner de por involucrar al cochino dinero:

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• No prestarle varo a personas que llevan arrastrando un largo historial de deudas, o con problemas de adicciones, ni tampoco a las que piden el préstamo para asuntos no urgentes como irse de vacaciones o cambiar de coche.

• Con la pena, por muy urgente que sea una situación, jamás presten cantidades que comprometan tu estabilidad financiera o la de tu familia.

• Cuando se trata de cantidades considerables, lo mejor es pedir facturas o escrituras que avalen el préstamo, porque por más pagares que les firmen, les pueden aplicar el “debo no niego, pago no tengo”.

• Si están casados o emparejados, mejor consulten con su pareja antes de prestar dinero, eso evitará harto pleito y reclamo.

• Y aunque no soy especialista financiero, yo agregaría que tampoco hay que andar de cobrando los 50 pesos que prestamos el otro día en los tacos.

Pero como nadie en la vida está exento de verse involucrado en tremendo problemón financiero, voy a dejar por aquí algunos de los puntos a considerar antes de recurrir al apoyo de la familia o amigos:

• Si eres de los que piensa que tiene derecho a los ahorros de los padres o los abuelos por la pura razón de que son tu familia, estás dos rayitas más allá de dañadito, así que mejor ve pensando en otra solución a tu apuro económico.

• Considera otras opciones antes de recurrir a familiares o amigos, pero si no te queda de otra, CUMPLE TÚ PALABARA o por lo menos que se note que haces el mayor de tus esfuerzos por cumplirla.

• No recurras a la lastima para que te aflojen el varo, mejor explica las razones por las que necesitas el préstamo y se claro en la forma y tiempo que piensas pagar.

• Sé tú el que proponga la firma de pagarés o dejar facturas en prenda; que se noten las ganas que tienes de no quedar mal.

Y si al momento de pagar, tu cuate o familiar no te quiere recibir el dinero, inviértelo en un buen regalo para él o ella.

Termina su columna y le urge hacerse amigo de Carlos Slim. Por si acaso.



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