Todos esperamos oír de ti las palabras que se ajusten a las circunstancias. Si es una celebración, esperamos un felicidades; si es un funeral, un me da pena; si visitas a un enfermo, un que te mejores, si es alguien a quien tiene tiempo que no ves, un qué bien estás, en fin, hay palabras y expresiones supuestas, esperadas para cada circunstancia.
La mañana que murió Lola Beltrán, aquella famosa intérprete de música ranchera, un reportero de la entonces Radio Red consiguió hablar con María Félix y le preguntó: ¿Qué opinión le merece la muerte de Lola la Grande? Mire usted -respondió la Doña-, ésa era una señora muy borracha… Zummm.
Claro no faltan quienes quieren ser originales, llamar la atención o ser muy francos y muy sinceros, pero al paso del tiempo preferimos no invitarlos ni participarles o tomarlos en cuenta.
Te interesa: ¿Cómo le hago para hablar mejor?
¿Qué no debes decir?, ¿Qué es lo que los demás no esperamos que digas?, aquí tienes una lista de aquellas expresiones fuera de lugar, inadecuadas a las circunstancias, que a todos nos molestan:
Te tengo una muy mala noticia.
Ya lo que me digas es lo de menos, al usar esta expresión, lo que viene dejó de ser lo importante. Es tan rudo decir esto que puede esperarse cualquier cosa.
Ya estaba muy amolada la pobrecita, qué bueno que descansó.
¿Bueno para quién?, bueno que se hubiera mejorado. Cuando se trata de un ser querido hasta duele que se lo digan a uno.
Ahora está mejor que todos nosotros.
De plano no estabas inspirada, fíjate que está muerto, date cuenta, no digas barbaridades.
Está más traqueteada que tú.
¿Te diste cuenta que me estás diciendo que estoy traqueteada?, qué grosero.
Te ves muy enfermo.
Uyyy, ¡qué fuerte! No me visites mano, ya tengo bastante con lo que me está pasando.
Se me atravesó otro compromiso.
Lo que quiere decir que nos acompañas solo si no tienes otro compromiso, anda, ¡qué duro!
Pensamos que no llegabas, ¡felicidades!
Primero una descalificación, después un abrazo, ¿qué pasó?, o una cosa o la otra.
Aunque esperábamos más, qué bueno que ganaron.
Una de cal y otra de arena, qué ¿no eres capaz de felicitar, de agradecer y punto?
¿Vienes con tu freno de mano?
Jo, jo, jo, qué graciosito, búscate otra bromita menos original.
Seguro que al irlas leyendo se te van ocurriendo más, pues no las digas, los que te rodeamos estamos esperando de ti que te adaptes a las circunstancias, que no cometas imprudencias que nos molestan y hasta pueden herirnos, piensa antes de hablar, date cuenta de lo que dices.
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